Deportivamente habían hecho los méritos necesarios para ser considerados como aspirantes al Salón de la Fama del Beisbol, pero tres de los candidatos más serios para recibir este reconocimiento, también habían protagonizado problemas de dopaje.
Precisamente debido a esas manchas que ensuciaron sus carreras por haber consumido esteroides, Barry Bonds, Roger Clemens y Sammy Sosa, no fueron elegidos como nuevos inmortales de este deporte, dejando por segunda vez en 40 años, sin ningún nuevo integrante al Salón de la Fama.
Indigo Staff