Deleite auditivo con artistas emblemáticos de Gran Bretaña, tradicionales fuegos artificiales, majestuosidad y glamour de pasarela, fueron los elementos especiales con que Londres dijo gracias en su labor como anfitrión de los XXX Juegos Olímpicos que serán inolvidables.
El campo del Estadio Olímpico de Stratford atenuó sus luces para dar paso a una de las ceremonias más espectaculares en la historia de la justa veraniega, dándole al mismo tiempo la bienvenida a la organización colorida de Río de Janeiro 2016.
Rocío Cepeda