En los cubanos existe un talento nato por el béisbol. La mayoría de los niños y jóvenes lo practican con frecuencia, casi siempre en la esperanza de convertir su pasión llanera en miles o millones de dólares en su bolsa.
El precio por este sueño es elevado, sobre todo cuando se busca cumplirlo por la vía ilegal, por medio de traficantes de beisbolistas, el crimen organizado y las autoridades involucrados, que poco han hecho para remediar esta inseguridad.
Rocío Cepeda