Día del Orgullo LGBTQ+: París 2024, unos Juegos más abiertos… y estrictos

La próxima justa olímpica servirá de escenario para promover los derechos de esta comunidad, pero también algunas disciplinas ‘cerraron la puerta’ a deportistas transgénero para acudir a ellos
Francisco Sánchez Francisco Sánchez Publicado el
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El 17 de mayo de 2023, como parte del Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia, los colores del arcoíris aparecieron en el logo de los Juegos Olímpicos de París 2024. Así, la justa se envolvió en la “bandera” de la inclusión y la difusión de los derechos LGBTQ+, aunque no lo será del todo para algunos.

Hace más de un año, el Comité Organizador de la justa informó que promovería los derechos de esta comunidad, los cuales, necesitan avanzar en el mundo, por lo que deportistas y activistas serán libres de hablar sobre ello en el evento.

“París 2024 tiene una oportunidad fantástica de comunicar y demostrar que esta situación ha evolucionado”, dijo Tony Estanguet, exdeportista y presidente de dicho comité.

Hace una década esto era impensable. En 2014, activistas LGBTQ+ agitaron banderas arcoíris en la Plaza Roja de Moscú y protestaron en San Petersburgo durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, en Rusia. Terminaron arrestados por una polémica ley que prohibía la “propaganda” gay.

Ahora, en los próximos Olímpicos y Paralímpicos hasta habrá una Pride House, la cual será una herramienta para educar y capacitar a través del deporte a la inclusión, además de abogar por la despenalización de la homosexualidad en todos los países.

Este proyecto inició en los Juegos de Invierno de Vancouver 2010 y podrán asistir no solo aficionados, sino también deportistas sin temor a represalias o a cuestionamientos.

Sin duda, uno de los grandes representantes de la comunidad LGBTQ+ en París será Tom Daley, quien hará historia pues se convertirá en el primer clavadista británico que tome parte en cinco Juegos Olímpicos.

“Me siento increíblemente orgulloso de decir que soy gay y también campeón olímpico. Cuando era más joven, pensé que nunca lograría nada por ser quien era. Ser campeón olímpico ahora solo demuestra que puedes lograr cualquier cosa”, dijo hace tres años cuando ganó el oro en la plataforma modalidad sincronizados.

La otra cara de la moneda: el caso Lia Thomas

Sin embargo, contrario a esta apertura fuera de las competencias, se han endurecido las reglas para la participación de deportistas transgénero en categorías femeninas.

En Tokio 2020, celebrados en 2021, la neozelandesa Laurel Hubbard se convirtió en la primera deportista transgénero que tomó parte en unos Juegos Olímpicos. Lo hizo en medio de una gran polémica y aunque las principales críticas versaban sobre una posible ventaja física, la halterista falló en sus tres intentos en la prueba. Eso sí, al momento de su participación tenía 43 años.

Sin embargo, en 2022, la estadounidense Lia Thomas, quien ya había formado parte de equipos varoniles, se convirtió en la primera nadadora transgénero en ganar un título universitario de la NCAA y rompió varios récords femeniles.

Esto generó quejas y obligó a que World Aquatics (anteriormente conocida como Federación Internacional de Natación) endureciera sus regulaciones. Ahora, solo permite que mujeres transgénero compitan en pruebas femeninas si han completado su transición a la edad de 12 años, algo que Thomas argumentó que era “inválido” e “ilegal”.

Tal medida se implementó tras el Congreso Extraordinario de la entonces FINA, realizado en marco del Mundial de Natación de Budapest, donde también se estipuló que la rama varonil estaría abierta a todos y que se podría crear una tercera categoría para aquellos cuya identidad de género sea diferente a la que se les asignó al nacer.

Dicha modalidad fue cancelada en 2023 porque ningún deportista se inscribió.

El argumento científico

Según World Aquatics, su regulación tiene respaldo científico, pues al haber “pasado por cualquier parte de la pubertad masculina“, nadadores como Thomas conservaron ventajas físicas como resistencia, potencia, velocidad, fuerza y ​​tamaño de los pulmones, incluso después de reducir sus niveles de testosterona mediante medicamentos.

“No se está diciendo que se tiene que hacer una transición antes de los 12 años. Es lo que dicen los científicos, si la haces tras el inicio de la pubertad, tienes una ventaja, lo cual es injusto”, señaló en aquel entonces James Pearce, portavoz del presidente del organismo, Husain Al-Musallam.

En enero pasado, Thomas apeló ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en inglés) y este 13 de junio el veredicto fue desfavorable a su persona, por lo que no irá a los Juegos Olímpicos.

World Aquatics elogió el fallo y lo calificó como un “gran paso adelante en nuestros esfuerzos por proteger el deporte femenino y fomentar un entorno que promueva la justicia, el respeto y la igualdad de oportunidades para los atletas de todos los géneros”.

‘Equidad para las atletas femeninas’

Así como World Aquatics, diversas federaciones endurecieron sus lineamientos y uno de los casos más comentados es el de World Athletics que, a partir del 31 de marzo de 2023, prohíbe también a las atletas transgénero competir en las categorías femeninas si estas pasaron por la pubertad masculina.

“Las decisiones siempre son difíciles cuando involucran necesidades y derechos en conflicto entre diferentes grupos, pero seguimos considerando que debemos mantener la equidad para las atletas femeninas por encima de todas las demás”, dijo el presidente del organismo, Sebastian Coe, tras anunciar la decisión.

En ciclismo, rugby y cricket también se ha prohibido la participación de mujeres transgénero en categorías femeninas si pasaron por la pubertad.

Con posturas a favor y en contra, lo único cierto es que en algunos casos el sueño olímpico queda truncado como el de la velocista francesa Halba Diouf, que había estado entrenando para estos Juegos, que serían en su casa. No lo podrá hacer, aunque aún hay esperanza. “No vamos a decir que no para siempre”, dijo Coe.

¿Qué fue lo que cambió?

En 2015, el COI estableció que aquellos deportistas que hacen la transición de mujer a hombre eran elegibles para competir en la categoría masculina sin restricciones, pero en sentido contrario solo serían aptas para competir si declaraban que su identidad de género es “femenina” y que mantuvieran sus niveles de testosterona por debajo de 10 nanomoles por litro de sangre.

Ello permitió la participación en Tokio 2020 de Laurel Hubbard (halterofilia femenina), Stephanie Barrett (tiro con arco femenino), Chelsea Wolfe (Ciclismo BMX femenino) y Quinn (futbol femenino).

Sin embargo, en noviembre de 2021 se estableció que no puede haber una presunción de ventaja por razón de sexo, por lo que cada federación deportiva “determinará de qué manera un deportista puede tener una ventaja desproporcionada frente a sus compañeros”.

Esto abrió la puerta al argumento de que el deportista transgénero que pasó por la pubertad masculina tiene ventaja en pruebas femeninas.

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