Oliver Pérez, disfruta como un novato
Después de superar momentos complicados, Oliver Pérez encontró un nuevo papel en Grandes Ligas que le ha permitido ser el mexicano más experimentado, pero con el mismo ímpetu de sus primeros años
Manuel SebrerosLejos ha quedado en el tiempo la imagen del joven sonriente, casi con cara de niño, que enfundado en el uniforme de los Padres de San Diego debutó en 2002 en el beisbol de Grandes Ligas. Ahora, las canas en el cabello y la barba son las marcas de momentos buenos y malos que han forjado a Oliver Pérez como un maestro del pitcheo.
La historia del zurdo originario de Culiacán ha tenido tres capítulos, uno como abridor, uno como relevista y uno casi de terror que lo tuvo al borde del retiro, pero del cual se sobrepuso, una experiencia que pudo tirar moralmente a cualquiera, pero que a Oliver le sirvió para tomar un nuevo impulso hasta ser el beisbolista mexicano con más temporadas en MLB.
Los sueños de un joven de 20 años comenzaban a materializarse desde aquel 16 de junio de 2002, cuando ponchó a su primer enemigo, un futuro Salón de la Fama, Ichiro Suzuki. Y aunque 18 años son muchos o pocos, depende las perspectiva, Oliver Pérez se mantiene hoy día con la misma emoción de cuando su ‘yo’ del pasado se preparaba para el inicio de las temporadas.
“La emoción siempre ha estado, nunca he perdido la emoción, yo digo que por eso estamos aquí, porque la verdad el beisbol es todo para mí y tengo la oportunidad de estar saludable que es lo que uno busca como atleta, el estar saludable, por eso cuidarse y aprender de todo lo que ha pasado uno, entender cuándo hay que trabajar, cuándo es momento de descansar y disfrutar porque en la vida todo debe tener un balance, por eso hay que saber lo que necesita uno para ser consistente”, asegura en entrevista para MLB México.
Cuando el pasado 16 de julio Oliver Pérez apareció en escena se convirtió el primer mexicano con 18 temporadas en MLB, dejando atrás a Fernando Valenzuela, Aurelio Rodríguez y Juan Gabriel Castro, con 17.
Aunque ahora puede presumir ese récord, para el sinaloense el camino no fue fácil, ya que de ser un gran prospecto como abridor, una lesión acabó con ese papel y debió cambiar de chip para convertirse en un efectivo relevista ocasional, con lo que pudo extender su trayectoria.
“Es un gran honor y una gran responsabilidad, hay nombres que han dejado mucha huella en el beisbol mexicano y me gustaría también dejar huella, en su momento yo estuve viendo a Fernando (Valenzuela) como uno de mis ídolos, como toda la gente en México, y me gustaría que los jóvenes vieran a Oliver como una persona que hizo su sueño y jugó por tanto tiempo.
“Nunca pensé que iba a estar aquí parado, son 18 años, son muchos y me da tanta alegría, gusto, porque en ese tiempo estuve batallando tres años y nunca me pude recuperar, a veces pensaba ‘me voy a retirar’, uno como atleta siempre busca llegar a su sueño y agarrar un contrato para el bienestar de la familia, gracias a Dios se me hizo, fue en ese instante (2009) que me cayó una lesión y nunca estuve a mi 100 por ciento, yo tenía 29 años cuando salí del contrato”, recuerda.
Fue en 2009, luego de una gran temporada con los Mets de Nueva York, que el equipo le ofreció un contrato de tres años y 36 millones de dólares, el cual nunca pudo desquitar, pues sus malos resultados lo llevaron a ser utilizado de relevo, enviado a Menores hasta que finalmente fue despedido.
Tras un año sabático, Oliver regresó con los Marineros de Seattle en 2013, cuando inició la segunda parte de su historia, ahora como lanzador relevista.
“Fueron momentos muy difíciles, pero a la vez me animaron a demostrarme a mí mismo que esos tres años fueron como una lesión, fue un aprendizaje de la vida, porque bien pude empacar mis cosas e irme a la casa, pero eso no es la mentalidad mía, es demostrar que había Oliver para rato y aquí estamos”, resalta.
Desde los Entrenamientos de Primavera, Pérez se presenta con las ganas de cuando era un novato, buscando llegar al mejor nivel para ganarse un lugar y buscar la asignatura que tiene pendiente, ganar un anillo de Serie Mundial.