Tal y como sucede dentro del campo, durante los últimos años los equipos se han preocupado también por la imagen que hay en su banquillo, y por eso han contratado a exjugadores de renombre; sin embargo, esta decisión no siempre es acertada, pues en México pocos son los casos de quienes logran replicar el éxito que tuvieron en la cancha a la hora de volverse entrenadores de futbol.
La llegada de Esteban Solari, legendario jugador del Real Madrid, al banquillo del América ha generado altas expectativas, pues su roce y formación en el club merengue como entrenador, a lado de Zidane quien ha ganado tres Champions, hace pensar que triunfar en México puede ser fácil y más con el equipo más representativo de este país.
No obstante, aunque la carta de presentación de Solari es muy buena, los tabúes en México son muchos y el timonel argentino tendrá que demostrar que esa frase de: “jugador que triunfa en las canchas, no hace lo mismo como entrenador”, no es más que un viejo adagio sin validez.
Los antecedentes que Solari tiene de este ejemplo son muchos y el más reciente es Juan Francisco Palencia, quien luego de triunfar en Cruz Azul, Chivas y Pumas como jugador, probó la aventura de ser entrenador en el máximo circuito en México, pero su experiencia en este puesto ha sido amarga y sin éxito.
En primera instancia, Palencia llegó al equipo de Pumas y a pesar de que entendía muy bien la filosofía universitaria, así como el estilo de juego, no pudo trascender con los felinos, ya que no logró transmitir ese sentimiento de victoria a sus jugadores.
Después, Palencia aterrizó en Mazatlán FC, pero su paso fue efímero debido a que el nuevo equipo de la Liga MX no encontró el buen estilo de juego de la mano del “Gatillero”.
Príncipe sin éxito en el futbol
José Saturnino Cardozo es otro ejemplo de jugador exitoso, pero fracaso como entrenador, pues en México su experiencia, aunque es corta, ya ha dirigido a seis equipos de la Liga MX destacando su paso por Toluca, pues en ese club fue donde tuvo mayor regularidad.
Fuera de Toluca, el peregrinar del “Príncipe Guaraní” ha sido largo, ha estado en el banquillo de Chivas y de los extintos equipos como Veracruz y Chiapas, donde el exdelantero, y uno de los mejores goleadores en la historia del futbol mexicano, no pudo encontrar el gol y las victorias le fueron casi ajenas al irse con un registro de 66 victorias, 47 empates y 69 derrotas en 182 partidos dirigidos.
Otro ejemplo en el que un ídolo goleador pierde el cariño de la afición por los malos resultados como entrenador es el de Daniel Brailovsky, ícono americanista, quien tuvo una faceta efímera como técnico al solo dirigir 32 partidos en cuatro semestres, y su retiro de los banquillos finalizó con dígitos de 11 ganados, siete empates y 14 derrotas en 32 cotejos.
Las excepciones
Sin embargo, Solari también tiene ejemplos en los que ha pasado lo contrario, ya que Hugo Sánchez demostró que con perseverancia y paciencia se puede triunfar en los banquillos y prueba de eso es el bicampeonato que logró con Pumas en 2004, pero después de esos títulos el éxito le ha sido ajeno al “Macho”, pues intentó replicar lo mismo con la Selección Mexicana, Pachuca y Necaxa, en los que su era como entrenador finalizó antes del primer torneo, ya que los malos resultados obligaron a las respectivas directivas a cesarlo en temporada regular.
Además, hay que recordar que antes del éxito con Pumas pasaron dos años en que los felinos apenas y lucían de la mano de “Hugol”, pues del 2001 al 2003 el cuadro universitario era un equipo que sólo aspiraba a pelear el pase a liguilla, ya que era eliminado, casi, de forma inmediata en la primera serie de “La Fiesta Grande”.
En esa misma situación se han tenido los casos de figuras internacionales como Martín Palermo, Marcelo Bielsa, Mauro Camoranesi, campeón del Mundial 2006 con Italia, o el legendario Diego Armando Maradona, quienes pasaron de noche como entrenadores en alguna división del futbol mexicano.