Nadadores transgénero: postura sin consenso

El reglamento de la FINA sobre la participación de personas transgénero divide opiniones; donde unos ven inclusión, otros dicen que es discriminación
Francisco Sánchez Francisco Sánchez Publicado el
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El fin de semana, la Federación Internacional de Natación (FINA) estableció un nuevo reglamento que ha vuelto a poner en la esfera pública el debate sobre la participación de los deportistas transgénero-transexuales en el llamado alto rendimiento.

Tras su aprobación, por 71.5 por ciento de los 152 integrantes del organismo, algunos ven la medida como “sólo un primer paso hacia la completa inclusión”, mientras hay otros quienes la califican como discriminatoria, dañina y alejada de los principios estipulados por el Comité Olímpico Internacional (COI) el 16 de noviembre de 2021.

En síntesis, el reglamento prohíbe la participación de transexuales en pruebas femeninas de élite si han pasado por cualquier etapa del proceso de pubertad masculina, a la vez que buscará la creación de una llamada “categoría abierta” para los participantes cuya identidad de género sea diferente a la que se les asignó al nacer.

Esto se determinó en el Congreso Extraordinario de la FINA, realizado en marco del Mundial de Natación de Budapest 2022, donde también se estipuló que, en contraparte, la rama varonil estaría abierta a todos.

“No se está diciendo que se tiene que hacer una transición antes de los 12 años. Es lo que dicen los científicos, si haces la transición tras el inicio de la pubertad, tienes una ventaja, lo cual es injusto”, señaló James Pearce, portavoz del presidente de la FINA, Husain Al-Musallam, a la agencia The Associated Press.

Por su parte, Al-Musallam ve el “vaso medio lleno” al afirmar que este reglamento pone a la natación como “el primer deporte” que tendrá en específico una categoría en la que podrán competir deportistas transgénero.

“No quiero que se le diga a un deportista que no puede competir en el más alto nivel (…) Voy a poner en funcionamiento un grupo de trabajo para crear una categoría abierta en nuestras competiciones. Seremos la primera federación en hacerlo”, aseguró.

A su vez, Brent Nowicki, director Ejecutivo de la FINA, declaró que la organización “reconoce que ciertas personas pueden, o no, estar en rango de competir en la categoría que corresponde mejor a su género legal o a su identidad de género“.

Y apenas se dio a conocer su publicación, llegaron las opiniones. La estadounidense Alex Walsh, campeona del mundo de 200 metros combinados en Budapest, avaló la regulación.

“Estoy feliz con que la FINA y las diferentes federaciones no se lancen a investigaciones, sino que evalúen las reglas. No sé cuál es la solución de verdad para que las cosas sigan siendo igualitarias, pero evidentemente quiero que todo el mundo pueda competir y mientras encuentren una manera de que así sea, estoy contenta. Creo que el objetivo de la FINA y lo que van a hacer es lo mejor para todo el mundo”, declaró.

Sin embargo, Athlete Ally, un grupo en defensa de los deportistas LGBTQ+ criticó la medida a través de su cuenta de Twitter: “Los nuevos criterios de elegibilidad de la FINA para los deportistas transgénero y los deportistas que presentan variaciones intersexuales son discriminatorios, dañinos, no científicos y no conformes a los principios del COI de 2021. Si queremos de verdad proteger al deporte femenino, debemos incluir a todas las mujeres”.

Vale decir que la decisión de FINA se da también luego de que la Unión Ciclista Internacional (UCI) decidió duplicar el periodo de tiempo (dos años) antes de que una ciclista transgénero, tras su transición, pueda competir en carreras femeninas.

Lia Thomas, el “origen” de la discusión

La FINA ha sido blanco de la polémica, luego de que la estadounidense Lia Thomas, nadadora transgénero de 22 años, fue la primera deportista reconocida con esta condición en ganar un título universitario en su país.

Sus críticos afirman que tras haber competido en la categoría masculina en el pasado, Thomas se beneficiaba de una ventaja fisiológica injusta para el resto.

Lia tomó parte del equipo masculino de la Universidad de Pensilvania por tres temporadas. Comenzó su tratamiento de hormonas en 2019 y rompió varios récords en la categoría femenil.

Ante ello, la FINA, antes de tomar la resolución, escuchó los argumentos desde el punto de vista deportivo, el de los expertos médicos y científicos, y uno legal y de derechos humanos y, de éstos, se destacan estos argumentos, los cuales sirvieron de base para el reglamento.

“La testosterona durante la pubertad masculina altera los factores fisiológicos determinantes del rendimiento humano y explica las diferencias basadas en el sexo, que se consideran claramente evidentes a la edad de 12 años (…) Aun si la testosterona se suprime, los efectos que alteran el rendimiento se retienen”, declaró el doctor Michael Joyner, fisiólogo y experto en rendimiento humano.

A  su vez, la doctora Sandra Hunter, especialista en las diferencias de sexo y edad en el rendimiento atlético, reveló que esas ventajas son “de origen estructural” y son retenidas. Estas son la altura, longitud de extremidades, tamaño del corazón y de los pulmones.

“El enfoque de FINA en la formulación de esta política fue amplio, basado en la ciencia e inclusivo, y, muy importante, el enfoque hizo énfasis en competitividad justa“, alegó Nowicki.

En 2021, el COI dio las directrices para abordar el tema y pidió a las federaciones elaborar sus propias reglas “específicas para su deporte”. Natación y ciclismo ya empezaron su proceso de transformación. ¿Y las demás?

En corto

Más de 300 nadadores universitarios y del equipo nacional firmaron una carta abierta en apoyo a Thomas y todas las nadadoras y nadadores transgénero y no binarios, pero también atletas que si bien apoyan su derecho a la transición, consideran injusto que compita en las categorías femeninas.

Por su parte, la Federación de Natación de EU ya permite a atletas transgénero competir en eventos élite pero con pruebas de testosterona desde 36 meses antes de la competencia.

COI y deportistas transgénero

2003: El COI publica su primer consenso sobre la reasignación de sexo en los deportes. Estipulaba que aquellas personas que se hubieran sometido a una intervención de cambio de sexo y que pretendieran participar en competiciones de su sexo sentido, deberían hacerlo con los siguientes requisitos:

  1. Que haya completado la cirugía de reasignación de sexo al menos dos años antes.
  2. Que tuviera reconocimiento legal de dicho sexo.
  3. Que hubiera pasado por una terapia hormonal “durante un periodo de tiempo suficiente a fin de minimizar las ventajas relativas al género en competiciones deportivas”.

2015: El COI actualizó los criterios y estableció que aquellos que hacen la transición de mujer a hombre son elegibles para competir en la categoría masculina sin restricciones y, para aquellos que hacen la transición de hombre a mujer, sólo serían elegibles para competir en la categoría femenina bajo las siguientes condiciones:

  1. Que “haya declarado que su identidad de género es femenina” y
  2. Que mantenga sus niveles de testosterona por debajo de 10 nanomoles por litro de sangre.

Estas pautas permitieron la participación en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (realizados en 2021) de las primeras personas transexuales en la justa: Lauren Hubbard (halterofilia femenina), Stephanie Barrett (tiro con arco femenino), Chelsea Wolfe (Ciclismo BMX femenino) y Quinn (futbol femenino).

2021: En noviembre pasado, se establecieron nuevas medidas, pues el COI reconoció que sus pautas actuales para los atletas transgénero no eran adecuadas; sin embargo, contrario a su postura inicial, establece que no puede haber una presunción de ventaja por razón de sexo, por lo que, debe ser competencia de cada federación deportiva “determinar de qué manera un deportista puede tener una ventaja desproporcionada frente a sus compañeros”.

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