Como medida de seguridad para todos los involucrados, la Federación de Futbol Turca (TFF) aplazó desde ayer lunes los partidos de la Superliga de aquel país durante una semana, como reacción al ataque armado contra el Fenerbahce ocurrido el sábado por la noche.
Después del tiroteo sucitado mientras el equipo viajaba rumbo al aeropuerto de Trabzon después de ganar 5-1 al Rizespor, dentro de la vigésimo sexta jornada, se determinó suspender la actividad. En el tiroteo ningún jugador ni miembro de la plantilla fue herido. No así el conductor del autobús, quien tuvo que ser trasladado a un hospital con heridas de consideración.
Deniz Tolga Aytöre, directivo del club, denunció la intención de asesinato contra todo el equipo, ya que el autobús viajaba a 110 kilómetros por hora y, disparando al chófer, era fácil provocar un accidente mortal.
“Los jugadores no están en buenas condiciones psicológicas. No tenemos disposición para jugar hasta que se aclare el caso”, aseguró Tolga a la prensa local.