Lucha libre, una tradición sin máscaras

Septiembre es el mes patrio... y del pancracio, el cual, está de manteles largos, pues el 21 se cumplen 90 años de la primera función de un deporte que es pasión y magia. Sin duda, ha enriquecido la cultura popular de un país que hoy grita ¡Viva México!
Francisco Sánchez y Carlos Zulbarán Francisco Sánchez y Carlos Zulbarán Publicado el
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Cuando las luces bajan de intensidad en cualquier arena, la magia emerge. La euforia, los gritos, la adrenalina se hacen presentes. La afición que va a los recintos de lucha libre espera con ansia la llegada de sus héroes de carne y hueso, no importa si son rudos o técnicos.

El misticismo de las máscaras se hace presente, los trajes coloridos y las capas hacen que la afición se transporte a otra dimensión, lejos de su vida cotidiana. Las llaves, los lances, la lucha a ras de lona e incluso la agresividad sobre el cuadrilátero, hacen único al pancracio nacional.

México está compuesto de una cultura muy vasta y el “arte del catch”, como la definió el semiólogo francés Roland Barthes, el próximo 21 de septiembre cumple 90 años de historia, un legado inigualable que ha hecho que el país sea reconocido en todas partes.

“Me parece que más que un deporte, tiene características de una representación teatral, de la realidad social mexicana. De este universo de tensión entre seguir la regla y no seguirla. La dicotomía entre los técnicos y los rudos me parece fundamental.

“De alguna u otra forma, los individuos o las colectividades tienden a identificarse en esta representación histriónica, teatral de la realidad”, explicó el doctor Sergio Varela Hernández, sociólogo por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, en entrevista para Reporte Índigo.  

Los primeros reportes sobre la lucha libre en la República Mexicana datan de 1840, teniendo como escenarios las plazas públicas, demostraciones de lucha grecorromana, judo y Jiu-jitsu. Asimismo, durante la intervención francesa, entre 1864 y 1867, estos espectáculos siguieron realizándose.

En la Ciudad de México, los principales promotores eran extranjeros y fue hasta 1910, que el italiano Giovanni Resselech organizó un par de temporadas; incluso, el promotor belga Constant le Marin en 1921 realizó una función con un mexicano y un rumano.

Sin embargo, no fue sino hasta el 21 de septiembre de 1933, que se llevó a cabo la primera gran función de lucha libre, realizada por Salvador Lutteroth González (también conocido como el padre de este deporte en México), que llegó el “boom” de la disciplina.

La antigua Arena Modelo, hoy Arena México, vio nacer este espectáculo, que arribó para convertirse en parte inherente de la cultura del país, a través de la Empresa Mexicana de Lucha Libre, hoy conocida como el Consejo Mundial de Lucha Libre y que, precisamente, conmemorará el 90 aniversario del deporte con una función este sábado 16 de septiembre.

“Simbólicamente, y en el proceso de la industria del espectáculo en México, la lucha libre ha ocupado un lugar relevante desde la post Revolución, cuando el país comenzó a transitar hacia una sociedad urbana”, agregó el doctor Sergio Varela.

La máscara, un símbolo

La lucha libre mexicana atrae a las multitudes no solo por su estilo, sino por la forma en la que los gladiadores se presentan en el ring. La máscara es un aspecto fundamental y guarda un misterio que hace conectar al público con el luchador.

“Hay como una especie de fascinación de la idea de un rostro que no se ubica, en donde todo mundo se puede ubicar. En la lucha libre podría aplicarse el ‘todos somos El Santo’, porque no tiene un rostro propio, identificable. Nadie puede decir ‘todos somos Tin Tán (Germán Valdés)’, más que metafóricamente, porque tiene un rostro identificable”, detalló Varela.

Asimismo, las “tapas”, no solo ocultan una cara, sino que en muchas ocasiones también llevan grabadas una parte de México, como es el caso de Canek.

“Como luchador eres parte de la tradición. Llevo a nuestra cultura en mi máscara, tengo plasmado a Quetzalcóatl, al Chac Mool, el Guerrero Águila, las Pirámides, la Cabeza Olmeca. Es una máscara que tiene un mensaje para el público”, explicó la leyenda del pancracio nacional a Reporte Índigo.  

Merecido reconocimiento

Todo este folclore que envuelve a la lucha libre, alcanzó su mayor reconocimiento el 21 de septiembre de 2018, cuando tras una larga labor de cuatro años por parte de El Fantasma, presidente de la Comisión de Lucha Libre de la capital del país, y de su equipo, lograron que este deporte fuera distinguido como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.

Dicha declaración está sustentada en las disposiciones establecidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que enmarcan “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.

“Cuando llegas a otro país, la gente te pregunta qué es la lucha libre en México, y les digo que es uno de los deportes más populares. Me enfoqué en cumplir el objetivo de que fuera reconocida como parte de nuestra cultura y traté de hacerlo”, explicó El Fantasma a este medio.

“Este año habrá un evento en el Salón Los Ángeles, el sábado 23 de septiembre, para conmemorar la figura del luchador. Es un baile, un festejo para divertirse”, agregó el comisionado.

Así que en unos días la lucha libre mexicana estará de fiesta, celebrando a sus héroes que en cada función hacen olvidarse de todo al aficionado para ser parte de un espectáculo lleno de color y magia que es parte fundamental del país por su histórica y rica tradición.

Por ello, ¡Viva México! y ¡Viva la lucha libre!

Hablemos del réferi…

El tercero sobre la superficie tiene un gran valor. El réferi ha sido primordial para llevar de manera justa las acciones de la contienda o auxiliar a los protagonistas, pero en esta nueva era, es parte de la batalla. “El réferi es una autoridad arriba del ring, se debe dar a respetar. Sin embargo, a raíz del protagonismo que tomó mi buen amigo “El Tirantes”, esto se vino a descomponer. El trabajo del réferi no sólo es contar, sino que desde que sube debe checar que las cuerdas estén bien, que no esté boludo el ring, situaciones que ya nadie hace”, explica el réferi Rafael El Maya, a Reporte Índigo.

Ídolos del pancracio

A lo largo de la historia, la lucha libre mexicana ha sido escuela a nivel mundial. Grandes gladiadores del pancracio pasaron de héroes a leyendas, como El Santo, el luchador más famoso y reconocido tanto en el cuadrilátero como fuera de él.

La “Leyenda de Plata” alcanzó gran popularidad el 7 de noviembre de 1952, cuando desenmascaró a Black Shadow en la Arena Coliseo. Muchos fans se quedaron sin entrar al recinto e incluso se habla de que hubo gente sentada en las escaleras ante tal expectación.

Aquella noche, Rodolfo Guzmán Huerta, verdadero nombre del “Enmascarado de Plata”, no solo acabó con su gran enemigo deportivo, sino que tomó el estandarte de la lucha libre. Hasta el momento, es la figura más reconocida del pancracio.

Figuras emblemáticas como El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, entre otros, se convirtieron en leyendas que traspasaron fronteras e incluso llegaron a ser estrellas en la pantalla grande. Foto: Especial
Figuras emblemáticas como El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, entre otros, se convirtieron en leyendas que traspasaron fronteras e incluso llegaron a ser estrellas en la pantalla grande. Foto: Especial

En la historia de la lucha libre mexicana surgieron otras estrellas como Blue Demon, Rayo de Jalisco o Mil Máscaras. Todos ellos han ido más allá del ring, hasta convertirse en referentes de la cultura mexicana. Incluso, “Mr. Personalidad” y El Santo, son los únicos luchadores que son parte del Salón de la Fama de WWE, la empresa más grande de esta disciplina.

“El Perro Aguayo, El Solitario, El Santo, Blue Demon eran únicos. Había muchísimas plazas, todas a reventar en toda la República Mexicana. El deporte era para toda la familia, padres, hijos y hasta la abuelita iba a ver el espectáculo”, aseguró Jesús Reyes, “Máscara Año 200” a Reporte Índigo. 

Al paso de los años, la lucha libre ha tenido altibajos, pero no se ha quedado sin ídolos. Atlantis y Villano III también marcaron una época y, de acuerdo con varios aficionados, ofrecieron la mejor lucha de apuesta de la historia, que también se convirtió en el primer Pago por Evento.

Recientemente, en los años 2000, surgió la figura de Místico, quien volvió a capturar la atención y atraer a la afición en la Arena México, así como el fallecido Hijo del Perro Aguayo.

Del cuadrilátero al séptimo arte

La figura del luchador como protector, sobre todo en el bando técnico, se mudó de las arenas a los cines. La primera película que se filmó fue “La Bestia Magnífica”, misma que se estrenó el 22 de mayo de 1953, que contaba como protagonista con el luchador y actor Wolf Ruvinskis.

Precisamente, en la década de los 50, con estrellas como El Santo, que participó en 52 películas, la lucha libre alcanzó una popularidad mayor. Al “Enmascarado de Plata” le siguieron figuras como Mil Máscaras, Blue Demon, Huracán Ramírez, entre otros.

“El elemento clave podría ser el melodrama y la lucha libre empalma muy bien como una simplificación del mundo social. El melodrama, generalmente, plantea una dicotomía entre héroes y villanos, y generalmente gana el bueno.

“Se exacerba la maldad del villano, se crearon agentes externos en un momento de la historia. Los monstruos, vampiros. De pronto, es la fascinación de tener a alguien que nos pueda proteger de estos males. Es una especie de anhelo”, mencionó el doctor Sergio Varela Hernández, sociólogo por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Una incógnita caerá

El Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) adelantó el festejo de los 90 años de la lucha libre en México, por lo que este sábado 16 de septiembre ofrecerá una función con un cartel lleno de figuras y un par de luchas de apuesta, en la que caerá una máscara y una cabellera.

La lucha estelar dará a conocer una incógnita. El ring ha quedado demasiado pequeño para la rivalidad entre Dragón Rojo Jr. y Templario, quienes han mantenido una larga rivalidad y al fin su odio deportivo terminará en una gran noche.

Sin importar qué máscara cobre la Arena México, ambos luchadores ya formarán parte de la historia al estelarizar el cartel de nueve décadas de la lucha libre en nuestro país.

Llegó el momento de demostrar quién es mejor entre Dragón Rojo Jr. y Templario. Foto: Especial
Llegó el momento de demostrar quién es mejor entre Dragón Rojo Jr. y Templario. Foto: Especial

Asimismo, la otra contienda que engalana la noche es la que sostendrán Volador Jr. y Ángel de Oro ante Último Guerrero y Averno. La lucha denominada como “Final Suicida” tendrá la característica que la pareja ganadora se enfrentará luego en un mano a mano para exponer su cabellera.

“Es un cartel espectacular, impresionante. Hay una gran variedad de luchas. Sera una fiesta sensacional. Es un deporte espectáculo que genera emoción, pasión y une a las diferentes clases sociales del país en la Arena México”, explicó Leonardo Riaño, comentarista de lucha libre para TUDN, en entrevista para Reporte Índigo.

Momento para la nostalgia

Asimismo, la “Catedral de la Lucha Libre” tendrá a seis leyendas en la función de aniversario, por lo que los aficionados más veteranos podrán recordar grandes momentos y las nuevas generaciones tendrán la oportunidad de ver a grandes ídolos que han marcado historia.

Blue Panther, Octagón y Atlantis harán equipo como en viejos tiempos para medirse a El Satánico, Fuerza Guerrera y Virus, en lo que seguramente será una lucha a ras de lona, para recordar los mejores años del pancracio.

Estrenarán título femenil

Para abrir el telón de la gran función, las mujeres no podían faltar. El CMLL pondrá en juego por primera vez el Campeonato Mundial Femenil de Parejas, en poder de Lluvia y La Jarochita, quienes se medirán a Zeuxis y Stephanie Vaquer.

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