Un plan gubernamental permitiría que el fútbol inglés (Premier League) quede bajo supervisión de un regulador independiente que garantice la sustentabilidad financiera de los clubes en las distintas ligas y que impida a los equipos unirse a competiciones secesionistas como la Superliga europea.
En lo que se describe como una “transformación radical de las reglas que rigen la manera en que opera el fútbol en Inglaterra”, el gobierno británico decidió responder a una revisión encabezada por aficionados, tras el colapso de dos clubes de categorías inferiores el Bury y el Macclesfield, por mala gestión financiera.
La decisión responde también a los intentos fallidos por parte de 12 clubes europeos de elite, incluidos seis de la Liga Premier inglesa, que buscaron establecer una Superliga en 2021. Los clubes ingleses desistieron pronto de la idea tras las protestas y amenazas de represalia por parte de los aficionados y el gobierno.
El gobierno publicará este jueves su “documento técnico sobre control del fútbol”, que propone la creación de un regulador del fútbol masculino para implementar un nuevo sistema de licencias, desde la Premier League hasta la quinta división. El regulador revisaría que los clubes “demuestren modelos financieros sensatos y buen control corporativo como parte de un proceso de solicitud antes de que tengan permiso de competir”.
Los aficionados tendrían más voz en la toma de decisiones de los clubes, tales como los cambios de nombre o los colores de la indumentaria. Los equipos deberían solicitar el visto bueno del regulador para cualquier venta o reubicación de un estadio.
El regulador tendría el poder para impedir que los clubes ingleses se unan a nuevas competiciones que no cumplan con criterios predeterminados, tras consultas con la Asociación de Fútbol y los aficionados.
“Esos criterios podrían incluir medidas para impedir que los equipos participen en competiciones cerradas que dañen el deporte nacional”, advirtió el gobierno.
El regulador realizaría además una prueba de propietarios y directores, enfocada en la viabilidad de nuevos dueños y en procedimientos rigurosos antes de la aprobación de una compra.
No quedó claro si habría un nuevo criterio de derechos humanos en estas pruebas. Amnistía Internacional ha instado a la Premier para que adopte esas consideraciones luego que Arabia Saudita encabezó la compra de las acciones del Newcastle y ante una oferta qatarí por el Manchester United.
El gobierno confía en que los poderes del regulador estarán equilibrados de un modo tal que no vaya en desmedro de la competitividad y la fortaleza de la Premier, financieramente superior a cualquier otra liga europea.
De acuerdo con el gobierno, el regulador tendría “poderes selectivos de último recurso” para intervenir “de la forma y en el momento que resulten necesarios”.