Una de las mayores emociones de ir al beisbol es presenciar un batazo de home run; sin embargo, en la actual temporada de la Liga Mexicana (LMB) es tal la cantidad de ‘tablazos’ y de juegos con elevado número de carreras que las críticas se han incrementado.
Tan solo en lo que va de la temporada, el número de home runs casi duplica los registros de años anteriores, con 728, encabezando este departamento están los equipos de Aguascalientes y Puebla con 63, mientras que el más bajo es Tijuana con solo 23.
Esta situación es similar con los hits (5,838), dobles (1103) y triples (119). Los tres rubros presentan un aumento de aproximadamente 10 por ciento respecto a la primera temporada del año pasado.
Las estadísticas ofensivas luego de 33 juegos, u 11 series, indican que hay 72 peloteros que batean arriba de .300 (tres hits por cada 10 turnos al bat), de los cuales seis lo hacen por encima de .400, una cualidad muy difícil de conseguir en este deporte. Por contraparte, solo 47 jugadores registran menos de .300.
Este ‘oasis’ ofensivo ha generado que una gran cantidad de partidos presenten marcadores con más de 10 o 20 carreras entre ambos equipos, situación que no es bien vista por algunos sectores, especialmente los lanzadores.
“No sé cuál fue la causa por la que cambiaron la bola en LMB, en mi opinión fue un error. Más de 80 jugadores (sic) batean arriba de .300, marcadores de más de 20 carreras, récord de hits en un inning, 13 HR en un juego, pienso que el aficionado se aleja del estadio viendo marcadores 20-3”
Son los pitchers los que más han sufrido con esta nueva pelota, de los abridores de todos los equipos, Marco Carrillo (Campeche) y Héctor Ambriz (Rieleros) tienen efectividad arriba de 10.00, después hay dos con más de 8.00, cinco superior a 7.00, 14 con más de 6.00, ocho más de 5.00, siete con 4.00 para arriba, 11 presentan 3.00 en adelante y solo cuatro están con rango superior a 2.00, y la excepción, Raúl Carrillo, de Saltillo, con 1.79.
La principal queja sobre la nueva bola es, según algunos peloteros, la ligereza y las costuras, que la hacen más susceptible a volar más, aún en parques que favorecen a los lanzadores y peor aún en estadios como el de Diablos, donde la altura de la capital la hacen todavía más liviana en el aire.
Bateadores por arriba de .400
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