Los tanques y las armas del ejército de Serbia atacaron las ciudades de Croacia para evitar la independencia de Yugoslavia. Durante cuatro años, a partir de 1991, las balas terminaron con la vida de miles de personas, pero ese asalto a sus tierras le dio a los croatas un mayor sentimiento nacionalista que les ha repercutido en ser una nación poderosa y exitosa en diversos ámbitos, el futbol entre ellos.
Luka Modric e Ivan Rakitic, pilares en el mediocampo de la Selección de Croacia, fueron víctimas de esa guerra. El jugador del Real Madrid y cerebro de su equipo nacional perdió a su abuelo durante las incursiones de las fuerzas armadas yugoslavas, comandadas por los serbios, que no se detuvieron para eliminar a quienes querían ser libres.
La familia Modric tuvo que abandonar Croacia y refugiarse de las balas, mientras que el pequeño Luka jugaba con un balón, en tanto, los Rakitic huyeron a Suiza, donde nació Ivan.
La historia del delantero Mario Mandzukic no es distinta, sus padres huyeron con él rumbo a Alemania, desde donde comenzaron a forjar su carrera como jugador.
En apenas un cuarto de siglo como nación independiente, Croacia ha demostrado al mundo cómo hacer un país y una selección de futbol exitosa, ya lo demostraron en Francia 1998, cuando apenas tres años de que el humo de los bombardeos se había apagado hicieron una proeza de llegar al tercer sitio del Mundial.
Mientras otras naciones han intentado desde Uruguay 1930 conseguir un objetivo como un quinto juego, Croacia ya tiene dos semifinales. Su afiliación a la FIFA se dio en 1992 cuando no podían ni jugar como locales por el conflicto armado.
La tristeza es para Serbia, el país y equipo que heredó la historia de Yugoslavia, pero que para su mala suerte los jugadores que más calidad tenían de aquella confederación de diversas etnias eran los croatas.