¿La causa de todos los males?

El día que Jorge Urdiales decidió jubilarse como directivo del Club Monterrey, pensó que habría vida para el equipo pese a su ausencia.

Es cierto, el balón sigue rodando pese a su adiós, pero también es verdad que nada en la institución es igual sin su voz de mando en un barco que de a poco se está hundiendo.

Durante casi 11 años de gestión como presidente rayado -iniciada el 11 de diciembre de 2001 y culminada el 18 de noviembre de 2012- el contador público le dio a La Pandilla una de las administraciones más exitosas en su historia con cinco títulos; algo que a la fecha el aficionado regiomontano no puede superar.

Ahora, en medio del fracaso de la franquicia, el recuerdo del trabajo de Urdiales se vuelve nostálgico. Porque desde su partida nada ha sido igual, que lo que acontece en la actualidad parece ser solo el principio de una dramática etapa que puede llevar hasta la pelea por el no descenso.

Además de los campeonatos de Liga, de Concachampions y sus participaciones en Mundial de Clubes, a Rayados se le reconocía cada temporada por su calidad de trabajo, sus destacados refuerzos y el trabajo individual de ciertos jugadores que llegaron a obtener distinciones especiales.

En la actualidad, la vergonzosa posición en la tabla es la que más llama la atención en un equipo que sigue como el segundo mejor pagado. Su nómina alta no parece ser sinónimo de éxito, y esto cada día vuelve difícil de comprender ¿qué le falta al Monterrey para que levante?

La presencia de Luis Miguel Salvador ya no es bien vista por la generalizada tribuna del estadio Tecnológico, esa que aplaude con un gol pero al final de los partidos está reprobando con sonoros abucheos el malestar generalizado.

En redes sociales han circulado gran cantidad de mensajes reprobatorios de su mandato, los seguidores albiazules ven lo crítico y lo reprochan hasta en las tribunas, subiendo preocupantemente la presión al grado de que estos se desfogan con violencia en las gradas.

Con solo seis puntos de 21 posibles, la mayoría de los aficionados ya no confía en el trabajo de Luis Miguel. “Poropopó poropopó, todos queremos que se vaya Salvador”, fue el cántico de La Adicción minutos antes del fin de la derrota de 0-2 con el León, algo que enciende la alarma al interior de la administración.

Esto seguido de una tremenda riña campal en el área del grupo de animación, primero entre integrantes rayados, después contra la Fuerza Civil, a quienes pretendían expulsar del área por impedir los desmanes desatados ante el resultado deportivo que sufrió el Monterrey.

¿Es la partida de Jorge Urdiales, la causa de la debacle rayada? Los números apoyan esta teoría pues inclusive cuando iba en camino al retiro, el equipo fue eliminado en cuartos de final de una Liguilla a la que se clasificó en séptimo lugar.

Pero antes de su torneo del adiós, el promedio de puntos -durante las últimos siete campañas- fue de al menos 29.4 puntos. Es decir, 1.7 puntos obtenidos por cada jornada disputada, nada comparado con lo que hoy mantiene al cuadro norteño fuera de la zona de clasificación.

Solo han transcurrido siete partidos este año, aun quedan otros 30 puntos por ganarse en lo que resta del Clausura 2014, sin embargo el ritmo flojo, las constantes lesiones que aquejan y el divorcio marcado que sostiene la afición con “El Profe Cruz” y Luis Miguel Salvador, desatan un ambiente desalentador para el resto de la temporada. 

Lesiones, son el colmo

Como si no fuese suficiente al mal paso del equipo, el Monterrey está sufriendo por las constantes lesiones que aparecen en sus jugadores que inclusive tienen que tocar el quirófano.

El último caso de tal gravedad es el de Darvin Chávez, a quien por lo menos le diagnosticaron siete meses para su regreso a la cancha luego de sufrir ruptura de ligamento cruzado de su rodilla derecha, la cual necesitará operación urgente.

Los otros lastimados y fuera de “circulación” en La Pandilla son Humberto Suazo, Hiram Mier, Cándido Ramírez, Leobardo López y Omar Arellano. Todos ellos, sin oportunidad de ayudar a su equipo en este difícil momento tan apremiante.