Los miles de litros de agua que confluyen a través de una potente corriente, acariciando el borde formado por rocas y desembocando en el precipicio de 57 metros de altura de las cataratas de Palouse, en el sureste de Washington, encauzaron a Rafa Ortíz y a su kayak a uno de los retos más grande de su carrera y de su vida.
Acompañado de su kayak de más de dos metros de largo y poco menos de 20 kilogramos de peso, el atleta de Red Bull se aventuró hacia el abismo, consiguiendo lo que solamente dos personas más en el mundo han logrado: conquistar las ‘altas aguas’ del Río Columbia. En entrevista para Reporte Índigo, Rafael Ortíz, uno de las deportistas más extremos a nivel mundial, reconoce la importancia de cazar nuevas rutas, ríos y cascadas que lo mantengan aunque sea por unos segundos, al borde del abismo.
“Para mí es lo más padre de todo. El encontrar una cascada que me cueste trabajo, que me dé miedo, porque sé que no es fácil, que podría lastimarme, pero para mí es el llegar a esa cascada, el poder tranquilizar- me arriba y lograr lo que pocos han hecho”, dice.
En el punto geográfico más alto del horizonte, en la frontera entre la vida y la muerte, el kayakista mexicano, de 32 años, pierde la noción del tiempo, ya que para él, en ese instante, solamente existe el ahora. “El poder llegar remando hasta el borde es algo que sucede muy rápido, pero en ese momento puedo frenar el tiempo. Es un momento que sucede en cámara lenta. Es un momento en que no existe nada más, en el que todo se encauza al aquí y el ahora”, explica.
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Como el adolescente de 14 años que en el día de su cumpleaños había recibido, por parte de sus padres, su primer kayak, Rafa mantiene vivo el entusiasmo y deseo por seguir incursionando en nuevo desafíos. “Desde chiquito encontré afinidad con los deportes extremos. Cuando apareció el kayak, cuando cumplí 14 años, fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, encontré el deporte de adrenalina que me cambió para siempre”, señala.
Cuando de deporte extremo se trata, Rafa Ortiz, se ha convertido en uno de los más grandes emblemas a nivel internacional, sumando en su palmaés un par de récords mundiales: primero el ‘World Record Steepest descent en el Río de Santo Domingo, en- Chiapas; así como el ‘Record Waterfall’ en las cataratas de Palouse. Después de haber recorrido los lugares más recónditos del planeta, aventurándose en las aguas del ‘Big Banana’ de Veracruz, remando en las corrientes de Nueva Zelanda y alcanzando el punto más álgido de su carrera en la cascada de Palouse, Rafa se quedará con una idea imposible de conquistar por sus dificultades: la imponente caída de las Cataratas del Niágara.
Además de las rocas que se instalan debajo del salto y los más de 170,000 metros cúbicos de agua que descienden por 158 metros de caída, cualquier intento por saltar podrían representar años de prisión en Estados Unidos y Canadá. “Las Cataratas del Niágara ya no son para mí. Fue un proyecto súper difícil, le dediqué tres cuatro años de mi vida. Los factores en un río a la mitad de la selva no es algo que enfrentemos normalmente. “Fue algo muy difícil, algo a lo que le tengo un sentimiento muy profundo, pero afortunadamente alcancé a dejarlo atrás”, asegura.
Con 18 años de experiencia en el kayakismo, Rafa Ortiz ha demostrado ser un modelo a seguir para las futuras generaciones, que a pesar de los grandes obstáculos, buscan incursionar en los deportes extremos, cada vez más populares en nuestro país. “Yo siempre he tratado con mi carrera poner el ejemplo, el enseñarles a los chavos que sí se puede, que sí hay una posibilidad de dedicarse a un deporte alternativo y pues yo lo que les diría es que no se rin- dan”, menciona.
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