Los Juegos Olímpicos, desde su origen, son más que una justa deportiva, y así como en la antigüedad, representan también una oportunidad para una tregua entre naciones con rencillas. Eso fue lo que ocurrió con Corea del Sur y Corea del Norte, que desde 1950 viven en constante tensión.
Pero el deporte ha logrado unir a estos dos países en distintas competiciones, así ocurrió en los primeros Juegos Olímpicos del nuevo milenio, cuando los atletas de los dos hemisferios de la península desfilaron bajo una misma bandera en la inauguración de Sydney 2000.
En aquella ocasión no hubo distinción alguna entre el norte y sur, pues al momento de que esa entidad fue presentada ante el mundo sólo se le hizo mención como la entidad representativa de Corea. Ante ese acto y para comprobar que en ese momento no había diferencias, la bandera que los representó fue completamente diferente a lo que se había visto.
La bandera era sencilla y políticamente neutral donde se mostraba el mapa de Corea unificada de color azul con un fondo blanco representando la paz. En ese momento, el distintivo fue portado por dos atletas, Pak Jung-Chul, judoca norcoreano y Chung Eun-Soon, basquetbolista surcoreana.
Aquel momento, aunque fue breve quedó marcado para la historia de ambos países y de los Juegos Olímpicos, acción que más adelante se convirtió en una tradición en diferentes eventos, ya que después de ese hecho igualmente desfilaron juntos en los JO de Atenas 2004 y en los Juegos de Invierno de Turín 2006.
Una nueva aventura
Aunque no son países que compartan el mismo sentido político, ambas naciones están conscientes de que en los deportes es punto y aparte, por lo que sorprendieron al mundo al anunciar que para los Juegos Olímpicos de 2032 presentarán una candidatura conjunta para pelear por la sede.
