A pesar de ser considerado uno de los triunfos extracancha más importantes de los futbolistas que juegan en México, Hugo Sánchez se mostró escéptico acerca de los alcances del reciente arreglo entre el gremio de jugadores y los dirigentes de la liga mexicana para mejorar las condiciones de contratación en el país y eliminar una serie de restricciones incluidas en el denominado “Pacto de Caballeros”.
Luego de que la Asociación de Futbolistas Profesionales, que había amagado con parar la última fecha de la temporada regular si no se atendían sus exigencias, anunció que había conseguido un par de mejoras en el sistema de fichajes tras reunirse con los dirigentes del fútbol local, se espera que para el torneo Apertura 2019, los jugadores que militan en México puedan contratarse libremente una vez que expiren sus contratos y tendrán más días para encontrar un nuevo club.
Pero Sánchez, considerado por muchos el mejor futbolista mexicano en la historia, advierte que está por verse si hay condiciones más justas en la práctica.
“Creo que hasta que no se demuestre con hechos no lo creeré, quiero ver que un jugador termine contrato y se vaya a otro equipo nacional, y termine ahí y se vaya otro, y que lo acepten sin problemas… hasta no verlo, no creerlo”, dijo el ex jugador del Real Madrid.
En México “hay tantos engaños, tantas mentiras, que deberá estar muy bien establecido en un reglamento… la FIFA tiene uno, pero en México no le hacemos caso”.
De acuerdo con las reglas del organismo rector del fútbol mundial, un jugador al que le restan seis meses de contrato puede comenzar la negociación con otros clubes, sin necesidad de obtener el permiso de su equipo actual.
Ese era el caso del zaguero Oswaldo Alanís en diciembre pasado. Sin embargo, Chivas -club al que pertenece- lo mandó a entrenar con la segunda división por negarse a firmar una renovación de convenio.
Eventualmente, y tras un conflicto que se ventiló en la prensa nacional, las dos partes llegaron a un acuerdo y el jugador fue parte de la plantilla que se coronó el miércoles en la Liga de Campeones de la Concacaf.
“Hay que aprender a respetar las reglas y al jugador profesional, porque aquí no se le respeta”, dijo Hugo Sánchez en entrevista para la agencia AP. “En todo el mundo tratan al futbolista como profesional pero en México son esclavos, son como muebles y los dirigentes los venden como sillas o como mesas”.
En México, los futbolistas que juegan ya en la liga local tenían sólo un día para definir un nuevo contrato. Los dueños de los equipos se reunían con jugadores durante esa jornada de negociaciones, conocida localmente como “draft” o régimen de transferencias.
Asimismo, los jugadores carecían de la libertad de firmar con el equipo que prefirieran cuando expiraba su relación contractual con su club anterior. Esa limitante se atribuía al denominado “Pacto de Caballeros”, un acuerdo no escrito entre los clubes, que limitaba en los hechos el traspaso de jugadores.
De acuerdo con Enrique Bonilla, presidente de la liga mexicana, en los próximos meses se crearán mesas de trabajo para afinar el nuevo reglamento de transferencias y acabar con las prácticas cuestionadas por los deportistas.
Con el acuerdo nuevo, los jugadores tendrán dos semanas adicionales después del régimen de traspasos para encontrar un nuevo equipo. Y cuando terminen su acuerdo podrán buscar acomodo libremente en otra escuadra.
En el pasado, los clubes exigían el pago de derechos de formación antes de permitir que un jugador pudiera cambiar de camiseta. El mismo “Pacto de Caballeros” especificaba que un jugador que emigraba al extranjero no podía volver al país a fichar con cualquier equipo sin que el club de procedencia en México recibiera una compensación.
“Yo no me conformaría hasta que no quede establecido y demostrado, pero conociendo México siempre buscamos la trampa para irnos por otro lado, así que yo no me fío”, dijo Sánchez, el máximo goleador durante cinco campañas distintas de la liga española.
Cuando era jugador, “Hugol” encabezó un movimiento que buscaba mejorar las condiciones de los jugadores de la selección antes de disputar la Copa América de Ecuador 1993.
“Yo fui asesor de jugadores previo a esa Copa América y estuvimos a punto de no ir, y se me acusó de ser el cabecilla”, recordó Sánchez. “Aquí creo que nos falta unirnos y apoyarnos entre nosotros”.
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