Nadie es perfecto… ni siquiera el Ojo de Halcón.
La que prometía ser una gran ayuda para los árbitros de futbol, demostró este fin de semana que también suele cometer errores.
La tecnología del gol sufrió su primera falta cuando en la Serie A, envió mal los datos sobre una jugada sobre la línea de anotación o meta.
En el partido entre la Sampdoria y el Genoa, el balón picó a centímetros de la línea, pero no la pasó, aunque los sensores del Ojo de Halcón le indicaron lo contrario al silbante.
Un cabezazo de Silvestre se estrelló en el travesaño y la pelota cayó fuera de la portería, pero los sensores vibraron como si el balón hubiera entrado a la portería.
Fue tan claro que el balón no había entrado que los jugadores siguieron la jugada sin protestar.
Hasta que Tagliavento, árbitro del partido, paró el encuentro poco después y se fue a consultar al cuarto árbitro.
Para el Ojo de Halcón el cabezazo de Silvestre era gol, pero se trataba de un error.
Los árbitros hicieron caso omiso y no concedieron el tanto. Según informó poco después la Lega Calcio el incidente fue producido por un cortocircuito del mecanismo.