Fue la inspiración de ídolos

Este jueves Pablo Larios Iwasaki, uno de los mejores porteros en la historia del futbol mexicano, perdió la batalla contra las complicaciones médicas y falleció en el hospital
Manuel Cuéllar Manuel Cuéllar Publicado el
Comparte esta nota

Pablo Larios Iwasaki, ‘El Portero de la Selva’, como era conocido por ser de Zacatepec, Morelos, falleció este jueves a los 58 años a consecuencia de una parálisis intestinal que le derivó en un paro respiratorio.

Aunque sus últimas horas fueron en un hospital, su imagen en la tierra de los mortales será recordada por su manera de defender la portería, donde sus atrevidas salidas y su fuerte personalidad dentro de la cancha destacaban sobre los demás.

19
Años como profesional tuvo el arquero en el balompié nacional

“La gente sufría con mis salidas, pero mis compañeros no. Volaba como una mosca, tan frágil y débil, pero seguro a la hora de tomar el balón con las manos. Fallaba en algunas ocasiones, pero era muy pocas”, explicó Larios en el libro de Carlos Barrón, Tiempo de Compensación.

La leyenda del arquero empezó en 1980 cuando debutó en el Zacatepec, donde jugó hasta la temporada de 1984.

En ese entonces y pese a que estaba en un equipo de Segunda División en el futbol mexicano logró lo que ningún jugador había hecho, ser convocado a la Selección Mexicana en 1981, y su trayectoria con el Tri se extendió una década, cuando cedió la estafeta a su alumno, Jorge Campos

Sus buenas actuaciones le permitieron llegar al Mundial de México 1986 como titular del arco nacional para consagrarse como uno de los mejores del torneo, debido a sus lances y atajadas en los cinco juegos del conjunto nacional.

Con Cruz Azul tuvo sus mejores momentos, bajo el marco Celeste se convirtió en un ídolo, aunque fue con Puebla con el que logró salir campeón. Su carrera la terminó con Toros Neza, en la generación de Antonio Mohamed, cuando el argentino logró que todos los de ese equipo, por muy serios que fuera, como Pablo, utilizaran máscaras o se pintaran el cabello.

El derrumbe

Pero así como la fama lo llevó a ser uno de los mejores porteros en México hubo un tropiezo en su carrera, ya que al igual que Diego Armando Maradona, el gusto por la cocaína modificó su vida, ocasionándole no solamente un bajo desempeño en la cancha, sino también una bacteria que le dejó marcas de por vida en el rostro y problemas de salud.

“Durante tres o cuatro años tuve problemas con las adicciones, eso me provocó muchos problemas, una infección que afectó mi rostro, Ojalá que mi experiencia le sirva a la juventud”, mencionó en una de sus últimas entrevistas.

Su muerte causó tristeza entre jugadores de su generación, futbolistas y entrenadores en activo, quienes lamentaron el deceso.

“Se fue el mejor de todos los tiempos, siempre le estaré agradecido por lo que me enseñó, gracias a él la gente se acuerda mucho de mí, creo que fui su obra maestra, por todo lo que me entrenó”
Jorge CamposExportero

 

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil