La FIFA tiene una “Copa” más importante que organizar y ganar ayudando a millones de niños en el mundo.
La meta es otorgarle balones de fútbol a 700 millones de niños de primaria, la mayoría en las naciones más pobres o remotas del mundo.
Sólo en la India se necesitan un millón de balones, que seguramente tendrán que viajar a lo largo y ancho del país para alcanzar a los niños de más de 10.000 colegios.
“¿Puedes imaginarte a China?”, dijo Fatimata Sow Sidib, director del proyecto Fútbol para las Escuelas de la FIFA.
Eclipsado por la antesala de la Copa Mundial, el mundo del fútbol se embarcará en el que posiblemente sea el programa global de desarrollo juvenil más ambicioso, con la monumental meta de darle balones y programas de entrenamiento a casi la mitad de los niños de entre 4 y 14 años en el mundo.
El programa ‘Futbol para las Escuelas’ inició en 2019, pero se tuvo que detener debido a la pandemia de COVID-19. Lo relanzaron este año con un presupuesto inicial de 100 millones de dólares de la FIFA, que representa el 1% de lo que supuestamente gastó Qatar en los estadios de la Copa Mundial.
Aún así, “es el proyecto más importante en el mundo del fútbol”, dijo Steve Pila, quien maneja la implementación del proyecto en Sudáfrica, uno de los países piloto.
Fútbol para las Escuelas tiene la intención de distribuir 11 millones de balones Adidas a decenas de miles de escuelas, por aire, mar y tierra. Las escuelas también recibirán acceso a rutinas de entrenamiento a través de una aplicación gratuita.
Esto generará un cambio debido a que permitirá a los maestros entrenar con la ayuda de docenas de sesiones de práctica diseñados para niños y que estarán disponibles con un solo toque.
Muchas escuelas no sólo no cuentan con balones. Tampoco tienen un entrenador fijo.
“Incluso profesores en las zonas rurales podrá juntar a los niños y niñas y en la palma de su manos tendrán algo que hacer con ellos”, reconoció Pila.
Pila indicó que el mayor problema que enfrentó Sudáfrica es que no tenían suficientes buenos entrenadores y esto “llena un poco el vacío”.
FIFA, simple y esperemos que también efectivo.
Los programas de desarrollo son difíciles de evaluar, especialmente cuando tienen con fin niños tan pequeños. Todos los resultados son a largo plazo y muchas veces intangibles. Este proyecto es de al menos entre 5 y 10 años.
“Nadie está invirtiendo en esto por que no hay un retorno inmediato de inversión”, reconoció Sow Sidibe.
Pero los programas juveniles no tienen precio. Todo indica que los mejores jugadores del mundo, que son la fuerza del deporte y el foco de la Copa Mundial de Qatar de 200.000 millones de dólares, se convirtieron en los mejores debido a su exposición al fútbol desde que tenían menos de 10 años.
La FIFA cree que hay cerca de 500 millones de niños dispuestos y que no tienen suficiente contacto con el deporte más popular del mundo.
“Estamos extendiendo la red en este momento”, agregó Mzimkhulu Fina, director del fútbol escolar de la Asociación de Fútbol de Sudáfrica.
La atención está en las regiones más pobres. Fútbol para las Escuelas fue lanzado en 18 países, la mayoría en África, Sudamérica, Centroamérica y Oceanía. El Caribe será el siguiente. India es una gran meta para el próximo año, en donde este proyecto pretende que 1,8 millones de niños puedan patear un balón, dijo Sow Sidibe.
Espera que eventualmente los 211 miembros de la FIFA lo asuman.
La historia de Sadio Mané, el astro senegalés que ahora juega en el Bayern Múnich, refleja el fútbol de África. Nacido en el pueblo de Bambali en el sur de Senegal, el fútbol no fue Mané. Tuvo que tomar la iniciativa. Siendo un adolescente, se trasladó a la capital, Dakar, en busca de hacer realidad su sueño de ser futbolista. Lo logró, pero “muchos se quedan en el camino”, dijo Pila.
“Tenemos muchísimos jóvenes talentos en África, pero no cuenta con las herramientas para alcanzar la cima, es algo muy difícil”, señaló Yaya Touré, el ex volante marfileño que jugó en Barcelona y Manchester City.