El riesgo de la obsesión
La práctica de cualquier deporte puede convertirse en un grave problema cuando los niveles de adicción por el ejercicio llevan a las personas a darle prioridad a su cuerpo por encima de la salud mental y física
Ricardo ResendiAunque el espejo no suele mentir, para los que padecen vigorexia o adicción al ejercicio, el reflejo es una distorsión de la realidad de la que solo emergen los aspectos negativos. El mundo del fitness carga con un peligroso lado cuando se comienza a priorizar la apariencia del cuerpo por encima de la salud mental y física.
De acuerdo con el médico David Ocampo, psiquiatra especialista de Doctoralia, cuando los cánones sociales de belleza son tomados como objetivos de vida, el individuo llega a poner en riesgo la misma, con el fin único de conseguir un cuerpo que sea culturalmente aceptable.
“Esto afecta a personas que tienen la necesidad de tener un cuerpo por encima de los estándares que pide la sociedad. Esta presión social se introyecta tanto en las personas que lo dan por cierto. Tiene que ver con el poder, la persona se empieza a sentir menos y comienza a compensar esa debilidad”, dice el especialista para Reporte índigo.
Ante la falta de autoestima, las personas tienden a rendirle culto al cuerpo, convirtiéndose en una obsesión que modifica de manera drástica los hábitos del individuo. Para quienes sufren de vigorexia, la búsqueda por el cuerpo perfecto se convierte en su principal motivo de existir, sacrificando todo para lograr dicha meta.
Para David Millán Lara, asesor deportivo y culturista profesional, la obsesión por obtener el cuerpo perfecto lo ha llevado a dejar de lado aspectos importantes de su vida personal.
“Todo deporte tiene un objetivo, en ese aspecto todos los deportes tienen una obsesión. No tengo una vida social plena como cualquier persona. Eso implica que no puedo ir a fiestas con los amigos. Tienes que hacer a un lado algunas cosas. El fisiculturismo me ha costado dos matrimonios, es muy demandante”, asegura.
Con la vida en juego
Conseguir un cuerpo perfecto se convierte en una meta inalcanzable que requiere sacrificar recursos materiales e inmateriales, lo cual puede acarrear problemas de salud a largo plazo. Cuando no se observan los cambios esperados, el consumo de esteroides, anabólicos y hormonas, así como la práctica de ejercicio de forma compulsiva, se convierten en los hábitos que experimentan las personas con este tipo de desorden mental.
“En los casos más graves se suelen usar medicamentos o algunas drogas como los esteroides. El riesgo principal es que comienzan a tener problemas más graves. Por ejemplo, una enfermedad que ya no tenga regreso, como el uso de anabólicos, en donde pueden haber problemas hormonales graves que ya no tengan retorno”, menciona el doctor David Ocampo.
El consumo de estupefacientes para modificar la apariencia física puede poner en riesgo la vida del individuo, pues además de alteraciones en el sistema hormonal, el uso de esteroides ha sido asociado con ataques al corazón, incluso en deportistas menores a los 30 años.
David Millán Lara reconoce que si bien el consumo de esteroides y anabólicos puede tener efectos secundarios de mucho riesgo en la salud, para ser el mejor en ocasiones es necesario realizar grandes sacrificios.