El negocio de la conmoción
La práctica de futbol americano es peligrosa, el contacto físico que resulta entre cada jugada llega a ser más dañino de lo que se puede pensar, pero a pesar de que un profesional es capaz de callar su dolor por seguir en el partido, en la actualidad ya se está pagando por las consecuencias de los golpes.
Un jurado en Colorado sentenció que Riddell, el más grande fabricante de cascos en Estados Unidos, tuvo la culpa por no advertir adecuadamente a los futbolistas que usan sus cascos de fútbol sobre los peligros potenciales de las conmociones cerebrales.
Indigo StaffLa práctica de futbol americano es peligrosa, el contacto físico que resulta entre cada jugada llega a ser más dañino de lo que se puede pensar, pero a pesar de que un profesional es capaz de callar su dolor por seguir en el partido, en la actualidad ya se está pagando por las consecuencias de los golpes.
Un jurado en Colorado sentenció que Riddell, el más grande fabricante de cascos en Estados Unidos, tuvo la culpa por no advertir adecuadamente a los futbolistas que usan sus cascos de fútbol sobre los peligros potenciales de las conmociones cerebrales.
La empresa fue condenada a pagar 11.5 millones de dólares en daños y perjuicios a Rhett Ridolfi de 22 años de edad, quien fue herido en 2008 mientras jugaba fútbol de el Instituto Trinidad. Él no fue llevado inmediatamente al hospital y ahora tiene daño cerebral severo, así como parálisis en su lado izquierdo.
Este podría ser un antecedente al caso paralelo interpuesto por 4 mil exfutbolistas contra la NFL, que también han demandado a la empresa porque hoy en día padecen conmociones cerebrales y quieren que se resuelva a su favor.
“Tenemos la intención de apelar este veredicto, y nos mantenemos firmes en nuestra creencia de que en diseño y fabricación, Riddell es el casco de fútbol más protector para el atleta”, dijo la compañía en un comunicado.
Según datos de la NFL, hay un promedio de una conmoción cerebral reportada cada dos partidos. Ello da un total de entre 120 y 130 casos durante cada temporada regular. Algunos lidian con demencia, depresión o Alzheimer, y culpan a la liga por apurarlos de regreso al campo después de las conmociones.
La Juez Superior del Distrito de Estados Unidos, Anita B. Brody, de Filadelfia, escuchó ya el caso masivo y decidirá en breve si las demandas permanecen en la corte federal o llegan a un acuerdo de negociación colectiva.