‘El mayor desperdicio del futbol: yo’; Adriano da brutal testimonio en carta
En la misiva, el brasileño relata sus días en Vila Cruzeiro, la favela donde bebe "cada dos días y los otros también". Lo hace por ser una promesa incumplida y busca paz
Francisco SánchezComo una “promesa incumplida”, “un desperdicio de futbol” y bebiendo “cada dos días y los otros también”. Así es la vida Adriano, el ex futbolista que “busca paz” en una favela de Brasil y reveló su estilo de vida en una carta publicada en The Players Tribune.
“¿Sabes lo que se siente ser una promesa?” inicia la misiva fechada el pasado martes 12. Y continúa:
“Lo sé. Incluyendo una promesa incumplida. El mayor desperdicio del futbol: yo. Me gusta esa palabra, desperdicio. No solo por cómo suena, sino porque estoy obsesionado con desperdiciar mi vida. Estoy bien así, en un desperdicio frenético. Disfruto de este estigma. No tomo drogas, como intentan demostrar”, prosigue el brasileño, quien brilló en equipos como el Inter de Milán.
Hoje tu vai entender porque a Vila Cruzeiro é o meu lugar especial no mundo. Sem folclore ou manchete mentirosa de jornal. A real. À vera.
Vem comigo que eu vou te mostrar. @PlayersTribune @TPTBrasil @TPTFootball https://t.co/9Zrz2iFTa3
— Adriano Imperador (@A10imperador) November 12, 2024
Deja claro que a pesar de vivir en un sitio tan peligroso y donde la autoridad brilla por su ausencia la delincuencia no es lo suyo y dice dónde lo puedes encontrar bebiendo.
“No me gusta el crimen, pero, por supuesto, podría haberlo hecho. No me gusta ir a discotecas. Siempre voy al mismo lugar de mi barrio, el kiosco de Naná. Si quieres conocerme, pásate por aquí”.
El exdelantero relata que fue a los 14 años que probó el alcohol por primera vez. Fue en una fiesta, al ver que todos lo hacían. Se sirvió un vaso con cerveza y ahí, “un nuevo mundo de ‘diversión’ se abrió ante mí”. El hecho no pasó desapercibido por su familia ni por su padre, que enfureció.
“Mis tías y mi madre se dieron cuenta rápidamente y trataron de calmar los ánimos antes de que la situación empeorara. ‘Vamos, Mirinho, está con sus amiguitos, no va a hacer ninguna locura. Solo está ahí riéndose, divirtiéndose, déjalo tranquilo, Adriano también está creciendo’, dijo mi madre. Pero no hubo conversación. (Mi padre) Me arrancó la taza de la mano y la arrojó a la cuneta. ‘Yo no te enseñé eso, hijo”.
Los años de gloria… en soledad
En la misiva, el brasileño recuerda el primer invierno que pasó en Italia, el cual, marcó un rumbo sin retorno hacia el alcoholismo. “Llamé a casa. ‘Hola, mamá. Feliz Navidad’, dije. ‘¡Hijo mío! Te extraño. Feliz Navidad. Todos están aquí, el único que falta eres tú’…Estaba destrozado”.
“Cogí una botella de vodka. No exagero, hermano. Bebí toda esa mierda solo. Me llené el cu… de vodka. Lloré toda la noche. Me desmayé en el sofá porque bebí mucho y lloré (…) “Bebo cada dos días, sí. Y los otros días también. ¿Cómo llega una persona como yo al punto de beber casi todos los días?”
Luego, la razón contundente de ello: “No me gusta dar explicaciones a los demás, pero aquí va una: bebo porque no es fácil ser una promesa que sigue en deuda. Y a mi edad, esto es aún peor”.
La vida en Vila Cruzeiro
Por último, Adriano dedicó unas palabras a Vila Cruzeiro, un barrio donde, dice, solo quiere paz.
“La vida es dura, la gente sufre. Muchos amigos tienen que seguir otros caminos. Si me detengo a contar todas las personas que conozco que han fallecido de forma violenta, estaríamos aquí hablando días y días. Lo único que busco es paz”.
“Recuerdo mis historias de infancia, escucho música, bailo con mis amigos y duermo en el suelo. Veo a mi padre en cada uno de estos callejones. ¿Qué más quiero? Ni siquiera traigo mujeres aquí, solo quiero estar en paz y recordar mi esencia. Por eso sigo volviendo aquí. Aquí me respetan verdaderamente. Aquí está mi historia. No es el mejor lugar del mundo. Vila Cruzeiro es mi lugar”, finalizó.