No fue un enviado de la ONU para mediar la tensión entre Corea del Norte y Estados Unidos, pero Dennis Rodman consiguió más que la simple atención de los asiáticos en su visita a aquel país.
Extravagante de la cabeza hasta los pies, como ha sido toda su vida, el astro de 51 años de edad llegó ayer a la localidad de Pyongyang acompañado de tres miembros del equipo de baloncesto Harlem Globetrotters, un corresponsal de la compañía VICE de comunicación y un equipo de producción de esa compañía.
La intención de Rodman es grabar escenas para un nuevo programa de televisión que se transmitirá por la cadena HBO a principios de abril y donde promocionarán cierta “diplomacia de baloncesto”.
Lo raro es que sucede dos semanas después de que Corea del Norte realizó una prueba nuclear subterránea, en desafío de las sanciones de la ONU contra su actividad atómica en materia de misiles.
“Es mi primera vez aquí, pienso que es la primera vez para la mayoría del grupo, así que espero que todo salga bien, y espero que los niños pasen un buen rato con el juego” , le dijo Rodman a reporteros tras llegar a Pyongyang.
El ex campeón de los Toros de Chicago pudiera parecer fuera de lugar en la súper controlada Corea del Norte, donde los hombres rara vez se aventuran más allá de camisas de kaki tipo militar y donde está prohibido tener barba o bigote.
Un norcoreano en Pyongyang a quien se mostró una fotografía de un Rodman gruñendo, con aritos colgados del labio inferior y dos enormes tatuajes en el pecho, dijo: “¡Parece un monstruo!”
El dirigente norcoreano Kim Jong Un, que sucedió a su padre Kim Jong Il, fallecido a finales de 2011, es un aficionado del basquetbol, y en particular de Michael Jordan, figura legendaria del equipo de Chicago Bulls.