En un intento por despedir el Estadio Azul como se merece, la Liga de Futbol Americano (LFA) preparó una ‘gran fiesta’ para el Tazón México III, pero falló en la logística, pues fueron más notorias las fallas en el evento que el espectáculo que se ofreció para decirle adiós a este inmueble.
Para acceder al juego, los aficionados tuvieron que hacer una larga fila en la hora en que el sol caía más fuerte, esto debido a que quienes estaban controlando las entradas no agilizaron el proceso debido a que no había recibido instrucciones.
Una vez adentro, los aficionados que estaban en gradas altas sufrían para encontrar su lugar, pues tanto aficionados como prensa fueron colocados en el mismo lugar, y mientras que unos contaban con boleto otros tenían que moverse.
La ventaja del estadio Azul es que la visibilidad hacia el campo es muy buena desde cualquier punto, pero en esta ocasión el lugar donde colocaron los marcadores no fue muy buena, ya que éstos se encontraban escondidos detrás de unas rejas, asimismo, las pantallas donde se transmitía el juego no funcionaron hasta los últimos cuartos del partido.
Aunque el cotejo fue atractivo entre Mexicas y Raptors, éste comenzó tarde, pues estaba previsto para las 16:00 horas, pero se demoró por la presentación y los honores a la bandera.
Otra de las fallas, durante y al final del partido, fue el sonido, pues cuando el árbitro anunciaba los castigos, apenas se escuchaba pero al final el volumen de la música para la celebración fue incrementado de forma excesiva.
Por otra parte, también la coordinación con la prensa fue fallida, debido a que las acreditaciones no fueron claras y miembros de los medios de comunicación que salían del estadio después ya no se les quería dejar entrar de vuelta.
La LFA llegó a 3 temporadas y aunque se mantiene en etapa de aprendizaje, para el siguiente año, ya con la expansión a 10 equipos, deberá perfeccionar sus procedimientos para afianzarse como liga profesional.