Deportistas de alto rendimiento a redoblar esfuerzos
La cuarentena ha afectado a los deportistas, tanto amateurs como de alto rendimiento, por lo que al regreso de la nueva normalidad deberán trabajar más para revertir las afectaciones por la falta de actividad
Ricardo ResendiPara los deportistas la consigna es clara: ejercitarse en casa. Mientras que los gimnasios se encuentran cerrados, las pistas acordonadas, los campeonatos cancelados y los entrenamientos suspendidos, la velocidad, fuerza y resistencia de los atletas de alto rendimiento sufren grandes estragos.
En medio de la pandemia de coronavirus, las medidas de sana distancia han provocado que las actividades deportivas en casa se prolonguen y el impacto negativo sobre las capacidades motrices y funcionales sigue en aumento.
En entrevista con Reporte Índigo, Iván Aguilar, especialista en medicina deportiva y director de ‘Sport Medic’, reconoce que para un deportista de alto rendimiento es prácticamente imposible mantenerse en un nivel óptimo de competencia, toda vez que las condiciones de entrenamiento se han visto claramente modificadas.
“Es prácticamente imposible que un atleta de alto rendimiento se mantenga en su mejor momento deportivo, ya que las condiciones de entrenamiento cambiaron. Si hablamos de las capacidades motrices y funcionales como velocidad, resistencia, fuerza, agilidad, etc., siempre existirá pérdida de éstas cuando el atleta no cuenta con las condiciones óptimas para realizar su entrenamiento”, explica.
Aunque el ‘quedarse en casa’ y el extenso aislamiento no es un impedimento para que las personas se mantengan físicamente activas, los deportistas profesionales, con un entrenamiento riguroso de tres horas diarias (seis días a la semana), podrían sufrir los estragos del cese prolongado de las competiciones de alto rendimiento.
De acuerdo con el doctor Iván Aguilar, el distanciamiento social y la falta de un entrenamiento superior a las tres horas diarias, durante seis días a la semana, dependiendo de la disciplina deportiva practicada, podría tener una afectación directa en el nivel de desempeño de los atletas.
“Tenemos que entender que un atleta de alto rendimiento es aquel que lleva un entrenamiento superior a las tres horas diarias, seis días a la semana, por más de dos años. Si tomamos en cuenta que por cada 72 horas continuas de descanso perdemos seis días de trabajo.
“Todos los atletas, por consecuencia de esta cuarentena en donde se exigió el distanciamiento social y cese de actividades deportivas, tendrán afectación en su nivel deportivo en distintas intensidades de acuerdo a la disciplina deportiva que practican”, menciona.
Máxima exigencia
Para mantenerse al mejor nivel competitivo posible, los atletas de alto rendimiento deben realizar una planeación estratégica de un entrenamiento general, el cual involucre ‘capacidad aeróbica, fuerza y flexo elasticidad’; sin embargo, las condiciones idóneas en las áreas competitivas nunca podrán ser replicadas en su totalidad.
“Podrán realizar algunos ejercicios funcionales en casa, incluso algunos atletas contarán con ciertas instalaciones o equipo que facilite su entrenamiento en su hogar, pero nunca podrá ser tan fructífero como el entrenamiento en las condiciones óptimas”, resalta el especialista.
Buena alimentación para el alto rendimiento
Asimismo, expertos en medicina deportiva de la Universidad Autónoma de México (UNAM) aseguran que la alimentación durante la cuarentena resulta crucial para mantener un rendimiento apto, por lo que el consumo de comida procesada o chatarra debe ser reemplazado por la ingesta de proteínas, fibras, frutas y verduras.
“Preparaciones con poca o nada de grasa. Los expertos recomiendan reducir el consumo de ciertos alimentos como azúcares, comida procesada o chatarra”, detalla la máxima casa de estudios en un comunicado.
Regreso a la normalidad
Así como el regreso a la normalidad deberá darse de forma sistemática y escalonada, el doctor Iván Aguilar asegura que tanto los deportistas profesionales como amateur tendrán que pasar un periodo de adaptación de alrededor de tres meses, realizando una transición a la actividad regular a través de un incremento gradual en la intensidad física.