Dallas Cowboys, una gran decepción
Los Dallas Cowboys ilusionaron con la llegada de nuevo entrenador y una ofensiva muy talentosa, pero los errores y la debilidad defensiva los tiene en una situación complicada al inicio de la temporada
Manuel SebrerosUna poderosa ofensiva, un entrenador exitoso y experimentado y ser la franquicia más valiosa del deporte estadounidense, con un nombre histórico y millones de seguidores, incluso en México, ponían a los Dallas Cowboys con altas expectativas para esta temporada de la NFL, pero la realidad durante el primer mes ha sido otra.
Si bien son el ataque más explosivo, al ocupar el primer lugar en yardas totales (2038) y yardas por pase (1631), hay tres realidades que se han visto en estas cuatro semanas: Dak Prescott no puede hacerlo todo, tener limitado a Ezekiel Elliott es suicida, y la defensa es una “coladera”, aunado al plus que ha afectado a casi todos los equipos: las lesiones.
“Estos Cowboys me recuerdan en muchos aspectos a los últimos Packers de Mike McCarthy: llenos de lesiones, indisciplinados, sin balance al ataque, teniendo que encomendarse a la mágica actuación semanal de más de 50 intentos de pase, más de 350 YDS y más de 35 puntos de su quarterback para sacar a flote el barco. Completamente abandonado el juego terrestre (cuando tienen al mejor corredor puro de la liga), una coladera de yardas y puntos en defensa y que rara vez generan intercambios de balón o ‘turnovers’. La gente ahí no se está esforzando en cada jugada, pierden los duelos de trincheras en tercera y cuarta oportunidades, y a la vez, no ganan los suyos”, explica Carlos Mercado, editor de Primero y Diez, portal especializado en NFL.
Una parte importante está en el poco juego que le dan a su corredor “Zeke” Elliott, quien el año pasado estuvo entre los mejores cinco de la liga en su posición en diversas estadísticas, pero este año solo lleva 273 yardas y tres touchdowns.
Apostar que Prescott y sus envíos resuelvan todo es absurdo para Dallas, pues al tener una defensa tan debilitada, la mejor estrategia sería mantener a las ofensivas rivales fuera del terreno el mayor tiempo posible, para lo cual necesitan correr más el ovoide.
“Tendremos que hablar de darle el maldito balón a “Zeke” Elliott y repartir la ofensiva de los receptores que no se llamen Amari Cooper o CeDee Lamb, para controlar el reloj de juego, cansar al oponente y dejar sentadas a las ofensivas rivales, pero mientras no sean capaces de evitar tener que estar regresando de lejos en el marcador, ni por dónde empezar”, añade Carlos Mercado.
Defensa desastrosa de los Cowboys
Si bien las lesiones les quitaron a elementos importantes para la zona defensiva, como Leighton Vander Esch, Sean Lee, Anthony Brown o Chidobe Awuzie, entre otros, pareciera que más bien es la estrategia del coordinador defensivo Mike Nolan la que no funciona, lo que ha derivado en una gran cantidad de puntos recibidos.
“Quitando el debut en Los Ángeles, han anotado más de 30 puntos por partido, mientras que su conjunto defensivo ha logrado lo que en 60 años nadie había podido: recibir 146 unidades en cuatro juegos”, señala Omar García Cosío, periodista deportivo de Radio Ibero90.9.
Otro de los problemas que han complicado la vida de los Cowboys son los errores a la ofensiva, pues cada balón entregado representa más tiempo en el campo para su defensa y que los rivales capitalicen, como lo han hecho, esas fallas en anotaciones.
“Mientras sigan con un promedio de 1.5 entregas por cotejo no hay defensiva que aguante todo un partido en el terreno. La estadística también aquí es definitiva: si se restan los 45 puntos que han logrado los rivales al recuperar el ovoide, Dallas estaría dentro de los invictos de la campaña. Año nuevo, coach de estreno y la misma decepción en Valley Ranch”, añade García Cosio.
Para fortuna de los Cowboys y su afición, se encuentran en la división más floja de la liga, y pese a su marca de 1-3 para nada están desahuciados; sin embargo, el juego de este domingo ante los New York Giants es fundamental para que recuperen la confianza o, de perder, podrían seguir hundiéndose.