Cruz Azul, humillado en la cancha; su afición en el estadio, una vergüenza

Rayados goleó a los celestes y avanzó a la final de la Concachampions; ante incesante grito homofóbico, el juego no sólo se paró, sino que los jugadores se fueron al vestidor
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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La ilusión de Cruz Azul por llegar a la final de la Concachampions duró apenas seis minutos. Una vez que cayó el primer gol de Rayados, “La Máquina” vivió una noche de pesadilla y Monterrey, con un primer tiempo excelso, ganó 1-4 (1-5 global) en el Estadio Azteca, donde el grito prohibido retumbó una y otra vez.

Fue una derrota humillante para los celestes ante un equipo de Monterrey que comenzó la goleada con una anotación de Maximiliano Meza. Ya con el primer gol en contra, Cruz Azul debía hacer tres y rápidamente se hizo presente en el marcador, gracias a un tiro de larga distancia de Orbelín Pineda.

Sin embargo, un golazo del colombiano Duván Vergara al 17’ comenzó a inclinar –aún más– la balanza hacia el equipo visitante.

Siete minutos después, Rogelio Funes Mori hizo el primero de sus goles de la noche, tras caerle un rechace de la defensa de Cruz Azul. Sin embargo, ni con el VAR se marcó un claro fuera de lugar de Vergara, a quien iba dirigido primero el balón.

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Y así llegó el medio tiempo con una “Máquina” totalmente descarrilada emocional y futbolísticamente hablando y para el minuto 52, otra vez el “Mellizo” se hizo presente en el marcador.

Ante la frustración, la afición cementera comenzó a utilizar el grito prohibido y pese a las advertencias, este continuó, por lo que César Ramos, árbitro central, mandó a los equipos al vestidor por alrededor de 10 minutos.

Finalmente, el partido se reanudó, pero Rayados ya solo controló el marcador y ahora enfrentará a las “Águilas” por el boleto que los lleve al Mundial de Clubes.

Cruz Azul, por su parte, fracasó en el que era su objetivo principal para este semestre y su afición dejó una muy mala impresión, no sólo para el club, sino para el futbol mexicano.

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