Sin duda, los aficionados de los Dallas Cowboys vivieron al “máximo” el “Blue Monday”, el que es considerado el día más triste de año. ¿La razón? Una vez más, su equipo fue eliminado de los Playoffs y así se mantendrá la sequía de títulos.
La leyenda del reggae, Bob Marley, dijo alguna vez que el dinero no puede comprar la vida y, en este caso, tampoco campeonatos de la NFL. El equipo de la “Estrella Solitaria” es el más claro ejemplo: en mayo pasado, la revista Forbes dio a conocer su ranking de equipos más valiosos y los Cowboys ocuparon la primera posición.
Con un valor de 5,700 millones de dólares, Dallas es la franquicia más ostentosa del mundo, calificativo que tiene desde 2016 cuando superó en ganancias al Real Madrid.
Fue justamente ese año cuando llegó al equipo el quarterback Dak Prescott, quien renovó la ilusión por cortar una maldición que este 28 de enero cumplirá 26 años.
La última vez que Dallas se llevó el trofeo Vince Lombardi fue en la edición XXX del SB frente a los Pittsburgh Steelers. Desde entonces, han sido 11 viajes a la Postemporada y en ninguno de ellos han pasado del Juego Divisional.
De esta manera, desde la gloriosa década de los 90, con una dinastía encabezada por Emmitt Smith, Troy Aikman y Michel Irvin, los “Boys” se han quedado tan cortos que ni siquiera han disputado una Final de Conferencia, antesala al Súper Tazón.
Han pasado distintos jugadores y coaches que fracasaron en su intento de romper la maldición. Esta vez, los “culpables”, principalmente, del nuevo fracaso son Prescott y el coach Mike McCarthy.
El primero firmó previo a esta campaña un contrato millonario por cuatro años y 160 millones de dólares para mantenerse en el equipo. De ese tamaño es la confianza para el quarterback, quien en la campaña regular lideró a la mejor ofensiva de la NFL.
Sin embargo, en su tercera experiencia en Playoffs, incluso dio un paso atrás al quedarse en la ronda de comodines, pues en las Postemporadas de 2016 y 2018, Dak y los Cowboys estuvieron en el Juego Divisional. Ahora, Prescott tiene récord de 1-3 en la Postemporada.
El otro personaje señalado es el excoach de Green Bay, cuestionado en los últimos años por sus decisiones en momentos clave de los partidos y quien en Playoffs tiene récord de 10-9. Lejos está aquel triunfo que consiguió en el Super Bowl XLV con los Packers.
Ambos se conjuntaron en la jugada que marcó el final del juego del domingo pasado ante los 49ers. Con pocos segundos en el reloj, y sin tiempos fuera, Prescott optó por correr el balón y ya no hubo tiempo de sacar otra jugada.
Así terminó el partido y los jugadores de Dallas enfilaron hacia los vestidores entre una lluvia de objetos que les arrojaban los aficionados en el AT&T Stadium, un lujoso inmueble inaugurado en 2009, que da fe del poderío económico del equipo, pero que sólo tiene cinco juegos de Postemporada.
De esta manera, Prescott, McCarthy y compañía se unen, por ahora, a Tony Romo, Jason Garrett y a muchos más que han desilusionado a la afición vaquera. Nombres van y vienen y la única constante en estos años de fracasos es una persona: Jerry Jones.
El polémico dueño, quien compró a los Cowboys en 1989 por “sólo” 150 millones dólares, vivió el renacimiento de Dallas como franquicia ganadora en los 90, pero su afán de protagonismo hizo que poco a poco esa dinastía se fuera apagando y hoy sigan en búsqueda del rumbo perdido.
Los Knicks, otro ‘ricachón’ en desgracia
Sí, nadie como Dallas para ejemplificar que el dinero no lo es todo en el deporte; pero, hay otro caso que destaca entre los equipos más valiosos: los NY Knicks.
En el ranking de Forbes revelado en mayo pasado, el equipo de la NBA ocupa la tercera posición con un valor de 5,000 millones de dólares; sin embargo, su sequía de títulos es, por mucho, más significativa que la de Dallas.
Con sólo dos títulos en su haber, 1970 y 1973, los Knicks acumulan casi 50 años sin un título y la última vez que estuvieron cerca de lograrlo fue en las temporadas 1993-94 y 1998-99 cuando llegaron a Las Finales en las que cayeron ante Houston y San Antonio, respectivamente.
Finalmente, el segundo lugar del ranking de Forbes son los NY Yankees, quienes no ganan un título desde 2009; sin embargo, sus 27 títulos de Grandes Ligas (los máximos ganadores) hacen que el caso no sea tan urgente.
El dinero ayuda a comprar grandes jugadores, construir grandes estadios o expandir la marca a nivel global, pero ¿campeonatos? Esos aún no se pueden comprar.