Después de la ya mítica ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024 a orillas del Sena, el dramaturgo y director teatral Thomas Jolly volvió a impresionar al mundo con un gran despliegue escénico que incluyó desde las referencias griegas sobre el origen de esta gesta deportiva hasta los más cósmicos y distópicos, en una narración que puso énfasis en la trascendencia de este evento en el tiempo.
Nuevamente, el espectáculo fue la oportunidad para hacer brillar a destacados artistas de la cultura francesa, no sólo de Francia, sino del mundo francófono. Desde la voz privilegiada de Benjamin Bernheim hasta el show más popero de Phoenix.
Inspirado en el proyecto francés “Voyager Golden Record” de 1977, que fue un disco enviado al espacio por la NASA por iniciativa de Francia con una tarjeta de identidad para la humanidad, el espectáculo tuvo como narrador a un “viajero dorado“, interpretado por el bailarín y contorsionista Arthur Cadre, en un futuro distópico. Envuelto en un papel dorado, ese viajero descendió del cielo en medio de una música dramática, mientras que unas pulseras de plástico otorgadas a cada asistentes en las gradas dibujaban patrones que hacian referencia a los juegos olímpicos en Grecia.
En el recorrido de ese viajero que descendió “para revivir los Juegos Olímpicos” se encontró con distintos monumentos arquitectónicos, pero también algunos registros sonoros, como “El Himno de Apolo”, la música griega más antigua conocida, interpretada aquí por el pianista suizo Alain Roche, suspendido en el aire. Desde uno de los grandes anillos resonó la voz del famoso tenor Benjamin Bernheim.
Una puesta en escena en tonos grises y negros, sobre una plataforma rodeada de una especie de río por el que desfilaron a ratos letras en oro e imágenes de archivo de los atletas hasta que algunos de los bailarines, disfrazados cual momias, volaron e hicieron rodar los anillos que pronto formaron el emblemático símbolo de los Juegos Olímpicos.
De la energía de Phoenix a la dulzura de Angèle
Siguió un desfile de voces francófonas más populares. Con una energía que puso a saltar a los atletas en primera fila, Phoenix, la icónica banda de Versalles, abrió el espectáculo musical que hizo vibrar al Estadio de Francia.
Con su reconocible voz sensual, apareció en el escenario Angèle para interpretar Nightcall con el conocido Dj y productor Kavinsky.
También impresionaron en el escenario el dúo francés Air, formado por Nicolas Godin y Jean-Benoît Duncke. Ellos interpretaron ‘Playground Love”.
Entre esos talentos jóvenes destacó también VannDa, un famoso rapero de Camboya.
Tom Cruise hace su Misión Imposible
En la ceremonia de cambió de estafeta, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, entregó los anillos olímpicos a su homóloga de Los Ángeles, Karen Bass, H.E.R. entonó el himno nacional de Estados Unidos, y, una vez terminado los protocolos, en el cielo apareció Tom Cruise en un vertiginoso descenso a la Misión Imposible. Del misterio del viajero dorado a espectáculo hollywoodense.
El famoso actor aterrizó mientras en el escenario H.E.R. tocaba la guitarra eléctrica. Caminó al escenario pasando entre los saludos, besos y jaloneos de los atletas. Subió al escenario, tomó la bandera olímpica y subió a su moto para llevarse la insignia desde Saint Denis hasta las icónicas letras que coronan Los Ángeles, en un viaje vertiginoso y lleno de acción al que nos tiene acostumbrados el agente Ethan Hunt. El soundtrack, cortesía de Red Hot Chili Peppers.
Una vez en Los Ángeles, donde tendrá lugar los próximos Juegos Olímpicos en 2028, comenzó un concierto a espaldas de la mítica playa de Beach Venice, donde pasaron desde Red Hot Chili Peppers, Billie Eilish y el conocido rapero Snoop Dogg.
De regreso en Saint Denis, para terminar de apagar el fuego olímpico, la francesa Yseult interpretó My Way, una canción adaptada al inglés, pero de origen francés, escrita por Claude François y Jacques Revaux bajo el titulo de “Comme d’habitude”. Según Thomas Jolly , se eligió esa canción para tender puentes entre las dos naciones.