Tres guerreros vigilan desde las alturas el Valle de México, es la triada volcánica que muchos atletas desean conquistar hasta la cima, logro conseguido por la ultramaratonista Alex Roudayna, conocida como ‘Chikorita’, quien en diciembre pasado subió las tres montañas en menos de 24 horas.
En las faldas de la primera montaña la tensión crecía al unísono con cada aliento, su cuerpo se entumecía con las bajas temperaturas y su mente aguardaba impaciente el momento de salida. Hasta que su acompañante en la hazaña, Marcos Ferro, le indicó que el cronómetro había cobrado vida.
“Cuando me dijeron ‘vas’, y empezó a correr el cronómetro, dije ‘por fin’. Ya era como dejarme ir, era comenzar porque empezaba a crecer la tensión”, indica la atleta de Red Bull, en entrevista para Reporte Índigo.
Vigía del Golfo
El terreno, repleto de rocas, pendientes pronunciadas y desniveles que dificultaba el acceso, era solo un indicio de lo que venía a continuación: el segundo volcán más alto de Norteamérica y la séptima montaña más prominente del mundo.
El reloj marcaba las 4:00 de la mañana. Aguardando en las faldas del Citlaltépetl, con una temperatura de menos siete grados centígrados, y un nivel de oxígeno de tan sólo 58 por ciento, ‘Chikorita’ se adentró en la oscuridad con una linterna de cabeza que dibujaba levemente el camino.
Conforme el nivel de oxígeno disminuía, y el terreno se endurecía por el hielo, la ultramaratonista se acercaba cada vez más al glaciar que anunciaba la llegada al punto más alto de la montaña, con una altitud de 5,636 metros.
“En el Pico era mucho más frío en el glaciar. Llegar a la cumbre del Pico de Orizaba fue muy emocionante porque tenía que centrarme, pero había mucho por delante. Son montañas muy diferentes.
“Me gusta mucho el Pico porque es muy simple ir de punto A hacia el punto B, a pesar de que tiene más altura. Además de que es más engañoso porque tienes que tener cuidado en el glaciar, pero se logró al final”, menciona.
Chikorita en Mujer dormida
Las extensas laderas cubiertas de arena, intervalos de cumbres rocosas y altas pendientes llenas de hielo, hicieron del volcán Iztaccíhuatl el reto más complicado para Alex Roudayna quien, después de 13 horas con 34 minutos de trayecto, tuvo que luchar contra el desgaste físico y psicológico.
“El Iztaccíhuatl a mí en lo personal se me hace muy complicado porque se me hace un terreno muy pesado. Mentalmente es más largo porque tiene falsas cumbres, y piensas que ya estás ahí, pero todavía te falta atravesar camino.
“Te tiene que apasionar lo que haces. La motivación puede ir y venir, pero si realmente te apasiona, incluso en los malos momentos vas a seguir. Cuando llegas al bache y el momento más feo del camino, ahí es donde normalmente llega la aventura”, asegura.
El esfuerzo era prácticamente insoportable. Entre lágrimas, más por persistencia que derrotismo, la ultramaratonista venció a la compañera del Popocatépetl para adentrarse en la noche y recibir el último gran obstáculo: elevarse hasta la punta del Nevado de Toluca, con una altitud de 4,645 metros.
Guerrero Xinantécatl
“En el Nevado de Toluca, lo más difícil para ellos no va a ser la cabeza, va a ser el físico. Las ganas que tengan de concluir el reto. Porque van a terminar cerca de la 1 am”, expresó durante el trayecto uno de los acompañantes de ‘Chikorita’.
De entre la oscuridad, solamente el canto de un búho acompañaba los susurros del viento. Mientras que las linternas y la tenue luz de la luna iluminaban su camino, Alex Roudayna y su acompañante marcaban su paso hacia la última cumbre del trayecto.
“El Nevado ya era muy de noche. Ese sí es el más rápido, pero llegas de noche y ya estás cansado. Afortunadamente ya había ido antes al Nevado de Toluca. Tienes que ir con luces porque prácticamente ya no ves nada. Ir en la oscuridad a la cumbre”, describe.