Con sólo dos años de experiencia dentro de la Liga de Futbol Americano (LFA), Carlos Espinoza Carvajal se ha convertido en una futura promesa para este deporte en México, ya que en su corta carrera como ala defensiva ha destacado en su posición, pese a su ‘corta’ estatura.
Comúnmente, los defensivos en el futbol americano, tienen la peculiaridad de medir casi dos metros y pesar más de 100 kilos, pero en el caso de Carlos es lo contrario, debido a que con sus 1.76 m y 83 kilogramos se ha confirmado cómo una pieza fundamental para su equipo, y convertirse en el prospecto número 4 para jugar en la Canadian Football League (CFL) la próxima temporada.
Esa peculiaridad física que tiene Carlos Espinoza Carvajal es “una gran ventaja” para él en los emparrillados, pues su estatura le ha permitido explotar ciertas cualidades en su juego que, tal vez, sus compañeros no pueden, como la velocidad y agilidad ante rivales más altos, características que han ayudado a sus entrenadores para crear mejores y novedosas estrategias defensivas.
“Siempre he tenido que luchar contra eso, que soy uno de los más chaparritos de todo el equipo, pero esa desventaja, si lo podemos decir así, yo no la veo como tal, porque al final siempre voy a tener ventajas sobre otras cosas, sobre otros aspectos que tal vez mis compañeros no.
“En mi caso, siempre me ha identificado la explosividad que tengo, la velocidad, la manera de recuperar balones, o mi movilidad, para poder cubrir los pases, eso me hace diferente, entonces, mi estatura no ha sido como tal una desventaja porque le sé sacar provecho cuando estoy dentro de la cancha, busco la manera de poder destacar y hacer explotar mis cualidades”, agrega.
Que los demás hablen
Las opiniones sobre su estatura no han sido los únicos contratiempos contra los que ha tenido que luchar el jugador, ya que antes de instaurarse como una futura promesa las dudas sobre un futuro promisorio lo llevaron a pensar en decir adiós al deporte de las tacleadas.
La decisión de Carlos ya estaba tomada cuando terminó su carrera universitaria, por lo cual, en ese momento “yo ya me quería dedicar a mi profesión, ya no quería saber nada del futbol americano, sólo estaba pensando en ser abogado penalista”.
Ese pensamiento estaba influenciado por dos situaciones personales: la primera era la gran demanda de tiempo que le exigían el deporte y su profesión, la otra era el futuro de la LFA como liga profesional.
“Este es mi segundo año en LFA, pero cuando yo me gradué la verdad es que tenía algunas dudas de aceptar la propuesta que me hicieron, porque como era muy demandante combinar estos dos aspectos, yo quería dedicarme de lleno a mi profesión, soy abogado penalista, pero de verdad, no miento, yo ya no quería dedicarme al futbol americano, yo lo quería dejar”, comenta.
Esa situación cambió cuando un directivo de la LFA se le acercó y le hizo comprender que, pese a que había terminado su elegibilidad en Liga Mayor, aún tenía futuro como jugador y por eso decidieron apoyarlo en las dos actividades.
“Yo cambio de opinión cuando un ejecutivo de la LFA se acerca a mí y me propone que él me ayuda en la parte laboral, pero que no dejara el futbol americano, porque ellos como equipo querían impulsar el talento que había en México, y por esa razón me pedían que no dejara el futbol americano, cuando escucho esas palabras es cuando yo decido darles una oportunidad”, recuerda.
A prepararse
Aunque en este momento el Combine de la CFL con la LFA está suspendido debido a la pandemia de Covid-19, Carlos sabe que una vez reanudándose las actividades se debe demostrar por qué fueron elegidos para las pruebas.
“Seamos sinceros, nosotros somos la segunda generación que va a intentar probar suerte en CFL, pero si una primera generación ya demostró que de verdad tenemos el nivel suficiente para destacar, es momento que nosotros respaldemos ese esfuerzo que mis compañeros hicieron en Canadá el año pasado”, considera.