Carl Lewis: Tan ligero como el viento

Carl Lewis conquistó las carreras de velocidad, pero su máximo poder lo demostró en el salto de longitud, el cual dominó durante cuatro Juegos Olímpicos; aunque siempre tendrá una duda sobre dopaje
Manuel Sebreros Manuel Sebreros Publicado el
Comparte esta nota

Si había alguien destinado a romper los récord del legendario Jesse Owens era Carl Lewis. Desde joven, el llamado ‘Hijo del viento’ demostró que su paso por los Juegos Olímpicos estaría marcado para siempre, tanto para bien como para mal.

El boicot de Estados Unidos a Moscú 1980 retrasó cuatro años el debut olímpico de Lewis, lo cual le favoreció, pues en Los Ángeles 1984 llegó con mejor preparación y ganó las medallas de oro en 100 y 200 metros planos, salto de longitud y relevos 4×100 metros, como lo hiciera Owens en Berlín 1936 en las narices de Adolf Hitler.

Su especialidad siempre fue el salto de longitud, en Seúl 88 se convirtió en el primer bicampeón de esa prueba, mientras que en los 100 metros fue parte de la llamada ‘Carrera más sucia de la historia’, la cual fue ganada por el canadiense Ben Johnson, quien fue descalificado por dopaje.

Sin embargo, el propio Lewis sería señalado, años después, de haber consumido sustancias prohibidas antes de la justa olímpica en la nación asiática, pero que habría sido encubierto para poder participar. Tras su retiro, Lewis ha sido un constante crítico de los sistemas de dopaje como el que le costó un severo castigo a Rusia para la justa de este año.

Para Barcelona 92 volvió a dominar el salto de longitud y consiguió el oro en los relevos, mientras que en Atlanta 96, castigado por la edad, solo destacó en el salto, con su novena medalla de oro en Juegos Olímpicos.

Lewis fue uno de los atletas más importantes en difundir el estilo de vida vegano, incluso escribió un libro en coautoría, en el que explicó que en un principio fue muy complicado para su cuerpo adaptarse a una manera diferente de comer sin ingerir proteína animal; sin embargo, logró concretar una dieta suficiente para mantener la fortaleza y arrasar en las pistas.

“En 1991, ocho meses después de hacerme vegano me sentía cansado y pensé que era la falta de proteína procedente de la carne, pero mi doctor me explicó que esa sensación se debía a la necesidad de más calorías, cuando las incrementé no solo recobré mi energía, sino que tuve mi mejor año como atleta”, explica en su libro.

Tras un fallido intento de ingresar a la política y algunas participaciones como actor en películas, Carl Lewis sigue siendo un referente deportivo, aunque por otro lado siempre tendrá la sombra del dopaje no acreditado ni sancionado antes de Seúl 88.

También puedes leer: Jesse Owens, la sonrisa retadora de los olímpicos

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil