Al inicio de la temporada, estos Buccaneers eran vistos como un equipo más fuerte que la campaña pasada, y aunque las “aguas” se pusieron turbias el mes pasado, Tampa Bay, contra viento y marea, ha tomado rumbo firme hacia el So-Fi Stadium, en Inglewood, California, para defender su título en el Super Bowl LVI.
Tras la caída de los Arizona Cardinals el lunes pasado, se registra un triple empate en la cima de la NFC. Junto con los “Pájaros rojos”, los Packers y los “Bucs” tienen el mejor récord de la conferencia (10-3), pero de ellos, son los actuales campeones quienes se encuentran en el mejor momento con cuatro victorias de manera consecutiva.
Tras caer ante New Orleans y Washington en semanas al hilo, Tampa Bay ha dado cuenta de Indianapolis, NY Giants, Atlanta y Buffalo. En ellos, el “capitán” de los Buccaneers, el legendario Tom Brady, ha sido pieza fundamental.
El cambio de uniforme no afectó el dominio del “G.O.A.T.” sobre los Bills. El quarterback derrotó a su exrival de la División Este de la Conferencia Americana por décima vez en fila el domingo pasado, en un juego en el que se convirtió en el líder de pases completos en la historia de la NFL y lanzó su envío de touchdown 700, contando temporada regular y Playoffs.
Esta victoria puso a los Buccaneers muy cerca de asegurar su primer título divisional en 14 años. En su primer juego contra los Bills desde que se mudó a Tampa Bay en 2020, Brady lanzó para 363 yardas, dos touchdowns y anotó en un acarreo personal después de llegar a 7,143 pases completos en 22 años de carrera, que incluyen siete títulos de Super Bowl.
Tampa Bay ganó gracias a un pase suyo a Breshad Perriman de 58 yardas con 5:31 minutos por jugar en el tiempo extra. “Fue genial. Hubiera preferido que no llegáramos a eso, pero al final todas las victorias cuentan igual”, dijo Tom. “Tenemos que aprender de ello. La próxima semana estaremos jugando por el campeonato de la división y eso es muy emocionante”.
Brady, quien dominó a Buffalo y ganó 17 títulos de la División Este de la AFC en su paso de dos décadas con los New England Patriots, mejoró su marca a 33-3 en su carrera como quarterback titular contra los Bills.
De esta manera, Brady lidera a la ofensiva total número uno de la Liga, la cual, promedia 414 yardas por juego, es la única que ha anotado más de 400 puntos (410) y promedia 31.5 unidades por partido. Brutal.
Con ese poderío ofensivo, pensar en terminar la temporada regular como el equipo mejor sembrado de la Conferencia Nacional parece asequible, pues sus últimos cuatro duelos, a primera vista, no representan riesgo de derrota.
Este domingo reciben a New Orleans, juego en el que podrían ya coronarse en el Sur de la NFC. Luego, reciben a Carolina, visitan a NY Jets y cierran ante los Panthers.
Por su parte, Arizona visita a Detroit, recibe a Indianapolis, va a Dallas (juego de alto riesgo) y cierra la campaña con Seattle.
En tanto, Green Bay visita el domingo a Baltimore, para luego jugar en Navidad ante Cleveland, recibir a Minnesota y cerrar la campaña de visita ante Detroit. Sí, también es un calendario más complicado que el de Tampa Bay.
Jugar todos los partidos en casa en la Postemporada significaría un gran paso para el Super Bowl de febrero próximo, debido a que los actuales campeones tienen foja de 6-0 en casa, mientras que de visita ya han inclinado la balanza a su favor con récord de 4-3, esto tras sus victorias ante Indianapolis y Atlanta.
“Como decía Dorothy, no hay un lugar como el hogar”, comentó el entrenador Bruce Arians cuando ganaron a los NY Giants y señaló que su equipo ha jugado de forma más inteligente y con un sentido de urgencia y pasión.
“Nunca ha sido fácil ganar de visita”, agregó. “No es sólo para nosotros, para todos”.
Hoy, tienen cuatro victorias al hilo. La temporada pasada terminaron con una racha de ocho, que incluyó tres triunfos de visita en la Postemporada.
De esta manera, los Buccaneers, con Brady al mando, han llegado al punto donde los colocaba la mayoría de los analistas al inicio de la temporada: en la cima de la Conferencia Nacional y como favoritos a jugar el próximo Super Tazón. Claro, si Arizona y, sobre todo Green Bay, no dicen lo contrario.