En la Ciudad de México, con sus más de 20 millones de habitantes, hay un rostro sonriente que sobresale por encima de todos en los carteles callejeros y en la televisión esta semana: el del piloto de Fórmula 1 Sergio Pérez.
El tapatío está de vuelta en casa, esta vez con una buena posibilidad de ganar el Gran Premio de México, mientras su compañero de Red Bull, Max Verstappen, y Lewis Hamilton con Mercedes se disputan el campeonato.
En el pasado, el grito de “¡Checo! ¡Checo!” estremeció las enormes tribunas del Autódromo Hermanos Rodríguez, por más de que Pérez, con un auto menos competitivo, luchara por terminar entre los diez primeros.
Esta vez regresa como candidato al podio, e incluso a la victoria.
“Sería increíble un podio, la verdad que es lo mínimo que se merece todo el país”, expresó Pérez, quien es uno de apenas seis mexicanos que han corrido en la F1 y siempre ha sido idolatrado por la afición, por más de que no pelease la victoria. Su mejor papel en esta carrera fueron dos séptimos lugares.
Pero para que esto suceda no sólo tiene que correr bien el domingo. Desde hoy, en las prácticas, el mexicano tiene que ir delineando ese podio o victoria. Mañana, en la calificación, se sabrá con un poco más de certeza las posibilidades para hacerlo.
Ayer, en el Autódromo, ya se tuvo la presencia de los pilotos, pero por más que Max Verstappen y Lewis Hamilton estén enfrascados en la batalla por el campeonato más emocionante en años, es Pérez quien acapara los reflectores.
La zona de venta de souvenirs en la pista normalmente tiene carpas que venden exclusivamente artículos alusivos a Pérez, ubicada cerca de otra dedicada a Ayrton Senna, el piloto brasileño muerto en 1994, una leyenda en México.
Producto de la academia de conductores de Ferrari, Pérez recibió tempranamente apoyo financiero de Carlos Slim. Tenía 15 años cuando partió de Guadalajara a Europa para participar en las categorías juveniles que abren el camino hacia la F1.
Llegó a la F1 en 2011 y apuntó alto en 2012, cuando logró tres segundos puestos con Sauber; sin embargo, en los años siguientes apenas consiguió unos pocos podios con McLaren, Sahara Force India y Racing Point. En 2020 corría peligro de quedar afuera de la F1. Ese año, no obstante, consiguió su primera victoria, en el Gran Premio de Bahréin en Sakhir. Fue la actuación perfecta en el momento justo y le abrió las puertas de Red Bull.
Ahora, el mexicano finalmente tiene un auto competitivo, que le puede dar podios. Y si bien es el número dos del equipo, detrás de Verstappen, esta es su mejor temporada en la F1. Ganó en Azerbaiyán y sumó otros tres podios, incluidos los de las dos últimas carreras, en Turquía y Estados Unidos.
Red Bull es el favorito para ganar en la altura de la Ciudad de México, lo que pone presión adicional, pero Sergio se ve sereno, tranquilo, confiado. Desde hoy se verá cómo conduce.