Más de 20 NOM regulan y verifican que los equipos electrónicos cumplan con los estándares de eficiencia energética. Foto: Pexels

Retos y oportunidades para beneficiarnos de la Eficiencia Energética

La Agencia Internacional de Energía estima que las familias mexicanas han tendido un ahorro de entre el 7 y 10 por ciento en su gasto energético en los últimos seis años

Por Beatriz Marcelino Estrada, Co-fundadora de CIITA ENERGY

De forma general, entendemos que la eficiencia energética es la capacidad para obtener los mejores resultados en cualquier actividad, empleando la menor cantidad posible de recursos energéticos. Esto nos permite reducir el consumo de cualquier tipo de energía y, con ello, los posibles impactos ambientales asociados a ella.

Con la creciente preocupación mundial y local sobre los efectos que tienen las actividades humanas en nuestro planeta, cada día vemos un interés mayor en cómo contribuir a que dichas actividades afecten lo menos posible. Ante ello, una herramienta que podemos usar es precisamente la eficiencia energética.

La eficiencia energética tiene múltiples beneficios ambientales, tanto locales como a nivel mundial; también tiene beneficios económicos pues promueve la competitividad en los negocios. Finalmente, está el beneficio social ya que reduce pobreza energética y un mejor aprovechamiento de la infraestructura pública.

Han pasado décadas en el mundo y en especial en México, donde paulatinamente hemos ido introduciendo a la eficiencia energética en nuestras actividades diarias y en los equipos que usamos cotidianamente. Hoy nuestros refrigeradores, focos, estufas, lavadoras, calentadores de agua, computadoras, celulares e impresoras, por ejemplo, cumplen con estándares internacionales que hacen que operen igual o mejor, con un claro consumo bajo de energía.

A la fecha, contamos con un ecosistema de más de veinte normas oficiales mexicanas que regulan y verifican que los equipos antes mencionados, cumplan con los estándares necesarios para calificar de eficientes energéticamente. Este ecosistema cubre ya a equipos que representan más del 80% del consumo de energía de una casa promedio.

La calidad de vida de la familia se ha beneficiado de los avances en los equipos y a la vez, su gasto en energía en vez subir, se mantiene o hasta puede disminuir. Esto también podemos observarlo en las industrias, en las oficinas y en los comercios.

No obstante, uno de los retos que tenemos es el difundir y comunicar la importancia y los beneficios que tiene para todos el incluir la eficiencia energética en todas las actividades.

Todo el tiempo usamos energía; sin embargo, no en todos los equipos aprovechamos su potencial para dar la misma calidad de servicio, con un menor consumo de energía.

El Gobierno Federal tiene amplia experiencia en promover que ciertos bienes que son eficientes energéticamente estén al alcance de todos. Por ejemplo, recordemos las campañas para sustituir focos incandescentes por focos LED, o refrigeradores viejos por nuevos.

Asimismo, distintas empresas se han acercado al FIDE o la CONUEE para asesorarse e implementar programas de sustitución de equipos, o de instalación de sistemas de gestión de energía.

Por ejemplo, la Agencia Internacional de Energía ha estimado que las familias mexicanas han tendido un ahorro de entre el 7 y 10 por ciento en su gasto energético en los últimos seis años.

Sin embargo, estas acciones son poco conocidas y difundidas entre la población en general.

Podemos reconocer que el tema energético es complejo en su difusión y divulgación, pues la gente del sector nos hemos acostumbrado a usar tecnicismos, o medios de comunicación tradicionales, que difícilmente penetran en las nuevas generaciones.

Asimismo, como país consideramos que hemos dejado la tarea de difundir la eficiencia energética solo en el Gobierno Federal. Debemos cambiar esa dinámica.

Las asociaciones y empresas en particular, podemos contribuir y fortalecer las acciones que ya se llevan a cabo, además de proponer nuevas opciones, como es la difusión en las escuelas de los beneficios ambientales que conlleva dicha eficiencia.

Asimismo, los mercados públicos y tienditas pueden acceder a programas y proyectos que los capaciten para mejorar sus equipos de refrigeración. De igual forma, los municipios del país pueden eficientar sus sistemas de alumbrado público y de bombeo de agua, por ejemplo.

A nivel estatal, las nuevas agencias de energía pueden contribuir a modernizar los lineamientos en la construcción de nuevas edificaciones, a fin de incluir criterios de eficiencia energética.

Por último, a nivel federal seguimos con el pendiente de promover que los motores de vehículos de transporte de personas y carga nacional se adapten en el rendimiento de sus combustibles a las nuevas tecnologías. Exportamos vehículos eficientes energéticamente, pero no nos aseguramos de que los propios también cumplan con esos requerimientos que ya aplican otros países.

El camino que hemos recorrido ha probado que la eficiencia energética tiene grandes beneficios para todos, por lo que estamos ciertos que, si conjuntamos esfuerzos en los tres niveles de gobierno, así como entre el Estado, las empresas y la sociedad en general, nuestro país puede ser un ejemplo para seguir en apoyar las medidas de protección al cambio climático. Esto nos beneficiará a los de hoy y también a las siguientes generaciones.