Las energías renovables aún no compiten en igualdad de condiciones con los subsidios a los combustibles fósiles. Foto: Especial

Voces del Futuro Energético: Energías renovables, moviendo la balanza

La inversión mundial en energía y combustibles renovables alcanzó un récord en 2023, con 622 mil 500 millones de dólares.

Por Isabel Studer, Presidenta de Sostenibilidad Global  y Dra. Talia Contreras, Coordinadora TNPCF

Las energías renovables están inclinando la balanza a favor de la transición energética como un elemento fundamental en la lucha contra la emergencia climática. Según un informe reciente de REN21 sobre el estado actual de las energías renovables, la inversión mundial en energía y combustibles renovables alcanzó un récord en 2023 con 622 mil 500 millones de dólares, un aumento del 8 por ciento en comparación con el año anterior. Además, las adiciones globales a la capacidad de energía renovable aumentaron un 36 por ciento durante 2023, alcanzando 473 GW. En este récord, por vigésimo segundo año consecutivo, la energía solar fotovoltaica fue la principal impulsora del crecimiento, representando el 75 por ciento de la nueva capacidad.

A pesar de estos resultados, la energía renovable no está creciendo al ritmo necesario para enfrentar la crisis climática. Según el mismo informe, los combustibles fósiles satisficieron el 87 por ciento del crecimiento de la demanda de energía entre 2021 y 2022. Las inversiones anuales en energías renovables siguen representando menos de la mitad de los 1,350 mil millones de dólares necesarios para cumplir los objetivos de la COP28 de triplicar la capacidad renovable y duplicar la eficiencia energética al 2030. Además, las energías renovables aún no compiten en igualdad de condiciones con los subsidios a los combustibles fósiles, que alcanzaron un récord de 1.3 billones de dólares en 2022 en los países del G20, mientras los subsidios directos e indirectos a nivel mundial sumaron 7 billones de dólares estadounidenses.

Para revertir estas tendencias y asegurar que la balanza se inclina a favor de las energías renovables, son imperativas las políticas que definan la ambición en la reducción de emisiones y prioricen la energía renovable. Los incentivos financieros, subsidios y regulaciones que estimulan la inversión en energías renovables y desincentivan el consumo de las energías fósiles determinan la inclinación de la balanza. Además, la diversificación de la matriz energética conlleva otros beneficios como la mejora en la calidad del aire y el agua y contribuye a la seguridad energética.

Políticas públicas para aumentar la adopción de energías renovables

Un ejemplo reciente de este tipo de políticas es la Ley de Reducción de la Inflación de EE. UU., que destina fondos significativos para subsidiar la adopción de energía renovable y estímulos a la manufactura para favorecer explícitamente la producción de energía limpia en ese país. Otro ejemplo es la Iniciativa RePowerEU de la Comisión Europea, un plan ambicioso que busca aumentar la resiliencia del sistema energético europeo y que incluye la reducción del uso de combustibles fósiles a través del impulso a la eficiencia energética y la promoción de energías renovables con el objetivo de aumentar la capacidad de generación.

Aunque imperfectas, pues no consideran la disminución de los subsidios a los combustibles fósiles, estas políticas han comenzado a influir en la inversión en capacidad de energía renovable tanto por parte de individuos como de empresas. Además, están impulsando la independencia energética, diversificando las cadenas de suministro hacia más países y contrarrestando el dominio de actores clave como China.

México, a pesar de su riqueza en recursos renovables, está rezagado en inversión en energías limpias debido a políticas que favorecen los combustibles fósiles y la falta de incentivos para renovables. El inminente cambio de gobierno representa una oportunidad para redirigir la balanza no solo para reducir las emisiones, sino para mejorar la seguridad energética. Esto requiere objetivos precisos para el aumento a las energías renovables y la alineación entre la ambición de las políticas de cambio climático, los objetivos de seguridad energética y las estrategias industriales. También requiere reestructurar los subsidios ineficientes para enfocarlos a áreas menos contaminantes, como las tecnologías limpias. Otras áreas clave son la inversión en sistemas de almacenamiento y diversificación de fuentes energéticas para mitigar la variabilidad de las renovables, y modernizar la infraestructura eléctrica, con un enfoque justo que incluya a las comunidades vulnerables en el proceso de transición energética.