La apuesta por la electromovilidad permitiría ajustar el sistema de refinerías y reducir estas pérdidas, además, de disminuir las importaciones de petróleo refinado y reorientar la producción hacia actividades más rentables como la petroquímica. Foto: Cortesía

Electromovilidad es eficiencia energética

En México, la electromovilidad no solo representa una alternativa para reducir la dependencia de combustibles fósiles y la contaminación, sino también una enorme oportunidad para aumentar la eficiencia energética

Por: Isabel Studer

Presidenta de Sostenibilidad Global

En las discusiones sobre la transición energética, frecuentemente se asume que el reemplazo de vehículos convencionales de combustión interna por vehículos eléctricos simplemente trasladará la demanda energética de gasolina y diésel a electricidad. Sin embargo, esta visión ignora un aspecto crucial: los vehículos eléctricos son mucho más eficientes en términos de consumo energético comparado con los vehículos de combustión interna.

Los vehículos convencionales desperdician aproximadamente el 80% de la energía del combustible en forma de calor y ruido, utilizando efectivamente solo el 20%. En contraste, los vehículos eléctricos pierden apenas una tercera parte de su energía y pueden recuperar hasta el 22% de esa energía mediante frenado regenerativo, alcanzando una eficiencia de hasta el 89%.

Para un país como México, con una demanda energética en aumento y recursos petroleros cada vez más limitados, la electromovilidad no solo representa una alternativa para reducir la dependencia de combustibles fósiles y la contaminación resultante, sino también una enorme oportunidad para aumentar la eficiencia energética. A pesar de la creciente demanda energética, las medidas de eficiencia en el sector transporte han sido limitadas debido a la falta de actualización en las normativas de eficiencia vehicular y de combustibles.

Proyecciones de la Iniciativa Climática de México sugieren que, implementando diversas medidas de electrificación y de eficiencia vehicular, el país podría alcanzar emisiones netas cero para 2060. Esto resultaría en un ahorro anual de 372 PJ de gasolina y 415 PJ de diésel, con un aumento en el consumo de electricidad de solo 524 PJ, generando un ahorro neto estimado de 263 PJ. Además, México podría aprovechar su robusta infraestructura automotriz para la producción de vehículos eléctricos, generando empleo y fortaleciendo la economía local.

La electromovilidad también contribuye a la seguridad energética. Actualmente, la transformación de petróleo en combustibles líquidos es una de las principales fuentes de pérdidas financieras para Pemex. La apuesta por la electromovilidad permitiría ajustar el sistema de refinerías y reducir estas pérdidas, además de disminuir las importaciones de petróleo refinado y reorientar la producción hacia actividades más rentables como la petroquímica. También se reduciría la necesidad de subsidios a los combustibles fósiles, disminuyendo la presión sobre el erario y la dependencia de los volátiles precios internacionales de las gasolinas que hacen difícil planear.

Maximizar los beneficios de la electromovilidad requiere su combinación con energías renovables y la descarbonización de la red eléctrica. Según la Agencia Internacional de Energía, las emisiones de carbono del ciclo de vida de los vehículos eléctricos medianos vendidos en 2023 redujeron entre un 25% y un 35% gracias a mejoras en la eficiencia energética. Para 2035, estas emisiones podrían reducirse entre un 55% y 75% si se descarboniza la red.

Otra ventaja significativa de la electromovilidad es que los vehículos eléctricos pueden funcionar como sistemas de almacenamiento (baterías móviles) de energía, reduciendo el estrés en la red durante picos de demanda o eventos climáticos extremos. Como se ha demostrado en California, la flota de vehículos eléctricos puede ofrecer tres veces más energía que las baterías a escala de planta. Más del 90% de las 2400 GW/horas de baterías recargables se usan en vehículos alrededor del mundo. Para implementar este sistema eficientemente, se necesitarían tecnologías inteligentes que permitieran vender máximo un 20% de la energía de los vehículos eléctricos a la red o utilizar esta energía para satisfacer la demanda del propio hogar, sin afectar la movilidad del vehículo.

En suma, la electromovilidad es una medida crucial para la eficiencia energética, proporcionando múltiples beneficios económicos, ambientales y de seguridad energética. Al adoptar una estrategia de electromovilidad, que incluya a todos los sectores del mercado, desde las motos y las bicis como los autos, vehículos de carga ligera y pesada, y por supuesto el transporte público, México podría convertirse en un líder en la transición energética mundial.