Haya sido quien haya sido el autor, la idea de la visita de Peña Nieto al Senado, fue una pésima ocurrencia.

Y es que el pretexto oficial de que la visita presidencial fue para darle seguimiento al Pacto, no se los creyó nadie. 

Dio la impresión que la intención fue que junto a Peña Nieto volvieran a salir en la foto los presidentes del PRI, PAN Y PRD, junto a los coordinadores de sus respectivas bancadas, pero ahora en la sede del Senado. 

Como si se tratara de sacar las castañas del fuego con la mano de un gato, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fue comisionado para anunciar un proyecto de reforma energética.

El proyecto presuntamente elaborado por la izquierda “moderna”, obviamente está ya consensuado con el presidente Enrique Peña Nieto.

La idea de que el hijo del general Lázaro Cárdenas aparezca como el autor de la propuesta, pretende blindar al proyecto de reforma energética de los ataques de la oposición, que encabeza López Obrador. 

Al parecer el boquete de los permisos de los casinos es tan grande que el buque del panismo-calderonista se sigue hundiendo sin remedio.

Cada vez que los involucrados, como Roberto Gil, o Lizette Clavel, han intentado salir a flote tratando de descalificar a su acusadora, se hunden más. 

Al senador Gil en nada le ha ayudado mostrar su conocimiento sobre el curso que sigue el proceso penal en contra de Juan Iván Peña Neder para descalificar a Talía Vázquez, si al final su acusadora siempre pone en evidencia que el senador está mal informado. 

Después de escuchar las explicaciones que Lizette Clavel ha dado para tratar de justificar sus encuentros frecuentes con Iván Peña Neder, no se puede más que concluir que la suplente de la senadora Cocoa Calderón, no está diciendo la verdad. 

Y es que eso de que Clavel acude al penal de alta seguridad de Tamaulipas porque Peña Neder le dio en exclusiva los derechos para la publicación de un libro, no se lo cree ni su abuelita. 

Ya aparecieron los primeros defensores de oficio de los  exfuncionarios calderonistas implicados en la denuncia pública de Talía Vázquez Alatorre. 

Sin embargo, su pretensión de que este asunto sea visto como un conflicto de carácter familiar, o mercantil, en nada ayuda a los presuntos implicados en la denuncia. 

El centro de la litis no son los conflictos entre Iván Peña Neder y Talía Vázquez, sino las responsabilidades por las que podrían haber sido acusados los denunciados por la comisión de probables delitos, como el de tráfico de influencias.