Tienen toda la razón los que piensan que los poderes “fácticos” doblegaron a los comisionados del IFETEL a las primeras de cambio, por una simple notificación de un juez incompetente del Distrito Federal. 

Y es que resulta inadmisible que el IFETEL haya pospuesto su resolución respecto de la utilización de las señales abiertas de televisión, cuando las facultades del IFETEL están explícitamente señaladas en la Constitución. 

Con el lanzamiento de su fundación, el expresidente Felipe Calderón arrancó ayer formalmente su intentona por establecer un Maximato de larga duración en el Partido Acción Nacional, y para tratar de influir, hasta donde lo dejen, en la vida política de México. 

Como era de esperarse, en el evento estuvo presente Ernesto Cordero, a quien Felipe Calderón no pudo hacer el candidato de su partido, pero sí senador plurinominal. 

Si el comisionado presidencial Alfredo Castillo realmente quisiera servir al presidente Peña Nieto, debería renunciar al cargo cuanto antes. 

Y es que a medida que pasan los días, la falta de credibilidad de Castillo empieza a hacer estragos la credibilidad del presidente. 

Sus explicaciones, simplemente no se las traga nadie. 

Si el presidente Enrique Peña Nieto quiere alejar la enorme sospecha que ya pesa sobre su gobierno de estar negociando con el narco, lo que se antoja lógico sería que removiera cuanto antes al Comisionado presidencial para seguridad en Michoacán. 

Y es que ¿quién le va a creer a Alfredo Castillo que cualquier persona se puede acercarse, así nada más como así,  a un Comisionado presidencial plenipotenciario? 

El que sin duda avanza y se consolida como un excelente operador político es el legislador Ricardo Anaya, quien se instaló como el panista más influyente de Querétaro. 

El presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados aventajó por cuatro votos a su rival Francisco Domínguez Servién en las elecciones para consejeros nacionales. 

La verdad es que las cualidades políticas de Anaya, sorprenden no solo por su habilidad de cabildeo, sino por la capacidad para concretar las jugadas.