Es inaceptable que Joel Ortega, un expolicía metido a director del Metro, con tal de quedar bien con Marcelo Ebrard, no hubiese tomado desde hace meses la decisión de suspender el funcionamiento de la línea 12 del Metro.
Joel Ortega sabía desde hace mucho tiempo el riesgo que corrían cotidianamente cientos de miles de usuarios del Metro, pero prefirió no asumir su responsabilidad, por cuidar sus relaciones políticas.
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