El Gobierno de Michoacán ya pidió ayuda. Y es que a unos días de que se realice la evaluación de los maestros en ese estado, el mandatario solicitó refuerzos al Gobierno federal porque ya desde ahorita nota que se puede convertir aquello en un problema serio. Llama la atención que un gobierno, que es el encargado de garantizar la seguridad, el estado de derecho y el bienestar de todos los ciudadanos, solicite ayuda para cumplir con lo que ordena la Constitución. Pero la verdad esta es tan sólo una de las paradojas de este académico convertido en Gobernador.

Luciano Tlacomulco Oliva será uno de los próximos legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. ¿Sus antecedentes en la política? Pocos o nada. Pero no son necesarios, su vida deportiva es mucho más que suficiente. Y es que el futuro diputado es beisbolista, entrenador de Andrés Manuel López Obrador y pues el tabasqueño lo puso en un lugar privilegiado y ya tiene su curul segurita. Por eso podemos adelantar que los morenos ya tienen un excelente bateador de todo lo que propongan desde el Gobierno del Distrito Federal.

Ahora que se supo que varios miembros de la jerarquía católica llevaron a cabo en mayo un “magno exorcismo” para liberar a México de sus “infestaciones satánicas”, a lo mejor valdría la pena que se dieran una vuelta por algunos pasillos de la política mexicana.

Para empezar, en el PRI podrían darse una vueltita para expulsar a los demonios que quieren que rumbo al 2018 se forme una fractura más grande que la falla de San Andrés.

El destape de Margarita Zavala tres años antes de las elecciones presidenciales de 2018 hizo una tolvanera de opiniones en todos los partidos y hasta en el INE.

El titular del máximo órgano electoral desestimo las aspiraciones reteadelantadas de la esposa de uno de los expresidentes más cuestionados en la época moderna, hablamos del mismísimo Felipe Calderón.

Se rompería un récord. Resulta que hay priistas que quieren que el Gobernador de Chihuahua, César Duarte, sea el dirigente nacional del PRI. Imagínese usted.

Un gobernador cuestionado desde que era diputado por sus gastos en gasolina, luego como Gobernador por una muy polémica gestión en la que se le acusa de presuntamente meter dinero público en el banco Progresa.