Por más que intentamos hacer la vida cotidiana y distraernos con la primera insignificancia que se nos atraviese… No podemos.
La situación social de México se pone “color de hormiga” y da señales de no saber siquiera por qué ni cómo empezar a reinventarnos una nueva vida en común.
No lo escribo para desahogarme. Es más, creo que de ese lapsus emocional tengo una dosis casi a diario.
Entiendo que no existe botón de pánico alguno que nos solucione rápidamente los problemas.
Indira Kempis