De verdad no creo que exista nadie en sus cinco sentidos y su sano juicio que se crea aquello de que mientras estaba orando en un templo se le apareció un pajarito que “chiflaba” muy bonito y que entonces él entendió que era el espíritu de Hugo Chávez, y le respondió también a silbiditos, aceptando el compromiso de ser el sucesor del propio Chávez en la presidencia venezolana, aunque bien pensado si de verdad Hugo Chávez se le apareciera en forma de pajarito…
Le hubiera chiflado un 'ta-ta-ta-ta-ta'
Alfredo Domínguez Muro