Lección número uno para los Tigres: el juego tiene 90 minutos y lo que el árbitro agrega.
Tirarse a la hamaca, salirse mentalmente del partido al 80 no deja nada bueno, pero aún hay más, dejar vivir al rival que se sabe 2-0 abajo con la necesidad de ganar o morir es crítico y peligroso.
River hace el primero en error defensivo de los de la “U” de Nuevo León, cuya reacción es más que catastrófica, al 89’ llega el empate temido, ese que hace perder hasta la seguridad y autoconfianza, vaya lección dolorosa.
Para River...
Alfredo Domínguez Muro