Mientras que los clientes se viven aplicando tintes en el cabello, los estilistas son los que sufren las consecuencias para la salud.
De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de distintas universidades suecas, tanto los tintes como los permanentes que se utilizan para el cabello son cancerígenos. Y los estilistas son quienes tienen mayor exposición a los mismos.
De hecho, se encontró que los niveles de agentes cancerígenos en la sangre de los estilistas tendían a aumentar a la par del número de tratamientos semanales que estos aplicaban.
Eugenia Rodríguez