Hombres, mujeres, personajes en la televisión y en el cine, un vecino, un amigo y hasta uno mismo, todos han vivido el dolor de perder a una persona. Y la mayoría se siente identificada con el hecho de sentirse morir cuando se termina una relación amorosa.
No se puede pensar bien, el apetito se ve afectado, la salud anímica está por los suelos, los recuerdos son un calvario y los días transcurren casi por inercia.
María Alesandra Pámanes