En múltiples ocasiones se ha comprobado el poder de ‘engañar’ al cerebro para cambiar un estado mental. Por ejemplo, si te obligas a sonreír aunque no te sientas feliz, tendrá el efecto de aligerar tu tristeza o enojo.
Por otro lado, también se ha comprobado que animales, especialmente los primates, utilizan la postura del cuerpo para comunicar su dominación como macho Alfa o líder de la manada.