A pesar de que nuestro país es el quinto del mundo con mayor producción de café, el nivel de consumo está muy por debajo de otras naciones.

Lo cual es irónico, ya que en México los casos de enfermedades neurodegenerativas van en aumento. De hecho, el Alzheimer afecta a 350 mil personas en el país y esa cifra podría aumentar significativamente, pues para el año 2050 habrá 34 millones de adultos mayores en la República Mexicana.

El sobrepeso y la obesidad no son los únicos enemigos de la infancia en el mundo, sobre todo en países como México, en el que los pequeños tienen serios problemas de nutrición.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), la prevalencia nacional de sobrepeso y obesidad en niños de cinco a 11 años es de 26 por ciento, en ambos sexos (alrededor de 4 millones 158 mil niños).

Una nueva tendencia alimenticia en Estados Unidos promete métodos más naturales suplantando los antibióticos en las carnes: la fast food ecológica. Esto porque desde 2014 la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre la llegada de una era “postantibióticos”, en la que infecciones “benignas” podrían volverse mortales, pero apenas se están tomando en serio las medidas.

El uso de promotores de crecimiento (hormonas) y antibióticos es una práctica común en la producción de carne para acelerar la ganancia de peso y obtener así, en un tiempo más corto, carne más magra.

Se acabó el miedo a las jeringas, ahora los pacientes podrán autoadministrarse vacunas usando un pequeño dispositivo sin aguja que lanza un “chorro” del producto contra la cara interna de la mejilla (dentro de la boca), de tal modo que alcanza a células internas idóneas para la vacunación, revela el portal de investigación invdes.com.

Comer en pocas cantidades sí hace la diferencia. No solo podrás mantener tu peso a raya, también podrás verte y sentirte más joven.

¿Cómo? Gracias a los ribosomas, que son los fabricantes de las proteínas celulares. Expertos de la  Brigham Young University revelaron en un estudio que reducir el consumo de calorías provoca que los ribosomas dejen de producir proteínas, lo que ayuda a que se reparen y funcionen mejor.