Altos, delgados, bajos, con pecas, de cabello rizado, con lentes, de rasgos marcados o suaves, las características físicas enfatizan quién es cada persona y hacen que todo ser humano sea único e irrepetible.

Se suele decir que con los primogénitos los padres estudian “a ser padres”, que esos hijos son perfeccionistas y exitosos… pero también que viven en constante búsqueda de aprobación de los padres y de quienes los rodean.

A su vez, con los primeros hijos los padres implementan reglas más estrictas que con los del medio y/o los pequeños. Y suelen cargar la mano de los mayores, ya que éstos se vuelven un apoyo en la familia y con la crianza de los hermanos menores, aunque también podrían adoptar un papel de autoridad que no les corresponde.

Recientemente se dio a conocer que oler la comida también puede contribuir al aumento de peso. Sin embargo, hay otra manera con la que puedes subir unos kilos: viendo programas televisivos sobre cocina.

De acuerdo a un grupo de expertos del Cornell University’s Food and Brand Lab, los televidentes de estas emisiones suelen imitar las recetas en casa, sobre todo las que destacan por su alto contenido calórico (como los pasteles, por ejemplo). El estudio realizado en Reino Unido demostró que quienes veían programas de cocina eran 10 libras más gordos que aquellos que no.

… que no lo separe el hombre. Un estudio de la Universidad de Michigan dio a conocer que las parejas que beben juntas, permanecen unidas durante más tiempo.

La Dra. Kira Birditt, autora de la investigación, señaló que no sugerían que se debía beber más o que cambiaran su manera de hacerlo, sino que tras realizar su análisis con 2 mil 700 parejas a lo largo de 10 años, llegaron a la conclusión de que eran más felices y tenían relaciones más sólidas –con más actividades juntos– que las que no iban “por una copita” en compañía de su otra mitad. 

El mayor enemigo de la salud en el siglo 21 es el estrés, pero hay otro factor más que va de la mano de éste y que además de enfermedades, aumenta el riesgo de una muerte prematura y acelera el envejecimiento celular.

Y es que la ansiedad es de esas enfermedades “invisibles” –psicosomáticas– que se distinguen por provocar síntomas diversos, pero sin ser necesariamente provocados por una enfermedad que se pueda diagnosticar.