Para sentirse agobiado físicamente no es necesario cargar las cajas de mudanza, subir escaleras interminables o correr un maratón. Basta con guardar secretos (importantes), personales o ajenos.
Pero no solo "guardamos" los secretos como si nuestra única responsabilidad fuese la de servir de repositorio de documentos. También "cargamos" los secretos y no somos inmunes a su peso.
Eugenia Rodríguez